miércoles, 3 de marzo de 2010

Mordiéndote

Solo mordiéndote podré atrapar tu sonrisa. Permíteme esta pequeña antropofagia.

lunes, 1 de marzo de 2010

Ojos

Hermosos son los ojos que miras, en ellos descubres cosas, aguas que no sabrías decir. Te llevan hacia dentro, hacia los ojos, ahora habitación de la luz.

sábado, 27 de febrero de 2010

Nombrado

Nombrado por otro, quedas a salvo de la difuminación. Tiene tu espesor un límite en el que permanecer, una silueta tu masa. Al albur del azar ya no estás. Del rescate son las huellas.

jueves, 25 de febrero de 2010

Baldío

Baldío el día en que no hemos abierto nuevas rutas para el paraíso y las del averno no hemos cerrado. Vacías las horas en que el bien no se clava a nuestro lado y sí lo hace el mal con sus entrañas negras.

martes, 23 de febrero de 2010

Bellos y buenos

Tengo incrustado en mis genes cordiales el deseo de mejoría, y no soy de los que voceo el “¡soy así, y que me aguanten!”. De hecho soy, somos, de una determinada manera, y muchas veces a los demás, al tropezar con las esquinas punzantes de nuestro ser, no les queda más remedio que aguantarlas y sufrirlas. Aquí se da un irremediable quid pro quo: tú me aguantas a mí y yo te aguanto a ti.
Yo, en cualquier caso, no me conformo con que ese afilamiento de mis bordes se mantenga tal cual. Me importa, y mucho, desafilarlos, limarlos, suavizarlos. Tengo presente también que, detrás de este anhelo mío, además de mi deseo de no dañar a nadie ni embravecer la convivencia, obra igualmente cierto narcisismo, aunque quizá no sea ésta la expresión más exacta. Me explico. El ideal de mejoría tendría que ser un ideal de justicia, con uno mismo y con los demás, y no un ideal estético, aquel que vendría auspiciado por el deseo de ofrecer un “bello perfil espiritual”. La única belleza de la que cabría hablar aquí tendría que ser subsiguiente, por añadidura, la otorgada por la misma justicia, y nunca buscada por si misma. Sería la “justicia” la que otorgaría la “justeza”, por decirlo al modo de Charles Péguy. Aunque tampoco es descartable que alguien, obrando al revés, termine en manos de un ideal de justicia cuando al principio sólo lo había animado un ideal de belleza, que la justeza lo lleve a la justicia.
¿Son separables, sin embargo, ambos aspectos? Se puede y se debe diferenciarlos pero ¿no se funden en único impulso, de modo que, quien desea mejorar, lo hace siempre animado por un ideal de bondad y hermosura? Si lo bello es bueno, si lo bueno es bello, ¿no tiene que ser necesariamente así? ¿No decimos acaso de una persona buena que es “una bella persona”? En esto somos herederos de los griegos, cuyo ideal de perfección ética quedaba descrito por el “kalós kai agathós”, lo bello y lo bueno. Seamos pues bellos, es decir buenos. Seamos buenos, es decir bellos.

sábado, 20 de febrero de 2010

Dios escondido

Si, además del Dios revelado, es Dios el Dios escondido, el “Deus absconditus”, escondido no porque juegue al escondite sino porque, como dicen nuestros maestros los teólogos, a mayor revelación, paradójicamente, mayor ocultamiento, o, dicho de otro modo, a mayor densidad de verdad mayor intimidad de la misma, pues bien, si, como decíamos, él es el Dios escondido, y es también el que es más interior a nosotros que nosotros mismos, en ese su “esconderse” nos esconde igualmente a nosotros en él, con él.
Podrá, en algún grado, ser profanada nuestra intimidad, pero jamás podrá serlo la intimidad de nuestra intimidad, ese más allá más adentro en que nos escondemos en el Dios que se esconde en nosotros, en el Dios que nos esconde en su esconderse a sí mismo. Dios es al mismo tiempo el velo que protege y el contenido protegido.

miércoles, 17 de febrero de 2010

El mundo viejo ha pasado

El alegre es para el triste.
El justo para el pecador.
El agraciado para el desgraciado.
El cuerdo para el loco.
El configurado para el desfigurado.
El rico para el pobre.
El feliz para el desdichado.
El grande para el pequeño.
El afortunado para el miserable.
El íntegro para el deshecho.
El ilusionado para el desmoralizado.
El sano para el enfermo.
El libre para el esclavo.
El enhiesto para el caído.
El consolado para el desconsolado.
El pacífico para el violento.
El redimido para el irredento.
El veedor para el ciego.
El cerco en que están los segundos lo rompen los primeros, en su ansía por salvarlos. El grito de lo segundos rompe el cerco de los primeros, en su ansía por salvarse. Todos quedan dentro de la misma casa: no hay entre ellos compartimentos estancos. La oveja perdida va a lomos de la oveja ganada, cada herido tiene a su porteador: es una la caravana. El paraíso abraza a Auschwitz, Edén al Gulag.
El hijo de Dios se hizo hombre, se hizo pan, se hizo muerte, se hizo infierno… se hizo cielo, victoria, resurrección. ¡Aleluya! “Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado” (Apocalipsis 21, 4).

lunes, 15 de febrero de 2010

Exactitud

Si al espíritu le cuadra el ser “exacto”, entonces sería hombre de verdadero espíritu aquel que consiguiese hacerse con una posición siempre exacta en los derroteros de la vida, hombre sabio el que al fin descubriese la fina matemática, el inefable juego de proporciones que sustenta el devenir cotidiano, quien ocupase en todo momento el lugar justo, justo de ajustado y justo de justicia, quien, suave como una nube, sin ningún tipo de rigidez, estuviese a la altura de todas las circunstancias, nunca fuera o por debajo de ellas. La sabiduría espiritual consistiría en una matemática espiritual, sin que el espíritu quedase nunca sujeto a otra ley que la del amor supremo, de la suprema libertad, de un hacer lo que se quiere porque se quiere sólo amar, parafraseando a San Agustín. El que bien ama hace siempre lo que quiere; el que bien ama es libre; el que bien ama es justo y está ajustado; el que bien ama se hace con el don de la exactitud. ¡Precioso don, lujoso encuadramiento, donde, por estar y ser donde hay que estar y ser, se está y se es en suprema plenitud, en suprema exactitud!

viernes, 12 de febrero de 2010

Cuándo el orgullo, cuándo la dignidad

“¡Lástima que el Amor un diccionario / no tenga donde hallar / cuándo el orgullo es simplemente orgullo / y cuándo es dignidad!” Así se lamenta Gustavo Adolfo Bécquer en su rima XXIII, y con él también nosotros, pues con ese diccionario en la mano, ya sea para asuntos de amor, ya para cualesquiera otros, sabríamos cuando “el orgullo es simplemente orgullo y cuándo es dignidad”, y entonces actuaríamos en consecuencia, no concediéndole defensa alguna al primero y concediéndosela toda a la segunda. Porque el orgullo, o soberbia, no es más que un trapo sucio y roto que nosotros creemos túnica sagrada y que por eso fortalecemos pensando que así acudimos en ayuda de nuestro mejor yo. Nada más falso. Nuestro mejor yo es el que queda amparado por la dignidad, ésta sí manto regio, porque da cimiento, columna y techo a nuestra condición humana, al “yo” que es grande porque es hombre, no por ser la suma de arrogancias, vanidades y demás supercherías.
Pero el territorio de nuestro ser no tiene fronteras claras entre unas zonas y otras y todo se mezcla con todo, así también el sentimiento de nuestro dignidad con el de nuestro orgullo, el de nuestro yo grande con el de nuestro yo pequeño, resultándonos difícil por ello cartografiarnos y tener un buen mapa de nosotros mismos que nos permitiese saber cuándo sufre un ataque la región de nuestro orgullo y cuándo la de nuestra dignidad, de modo que ante el primero omitiésemos todo contraataque lanzándolo por el contrario en toda regla contra el segundo.
Un buen mapa, o un diccionario, como querría Bécquer, que definiese claramente en situaciones existenciales concretas qué cosa sea uno y qué la otra. Ante la ausencia de tales instrumentos, no podemos sino dar palos de ciego, sintiéndonos heridos tantas veces en nuestra dignidad cuando lo cierto es que es nuestro orgullo el que ha salido malparado.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Apretaditos

Apretaditos vamos en el abrazo que nos salva. Hoy nos queremos más, nos necesitamos más que ayer, nos buscamos con más devoción que nunca. Hemos conocido la desolación del huido, el que no abraza ni es abrazado, y que no anhela sin embargo otra cosa mientras yerra el camino. Nos guardamos de caer de nuevo en ese error, la huida hacia el equívoco, pues la carne va aprendiendo donde se salva, donde la salvan. Muy apretaditos, sí, concordes en toda hora, como quien ya no sabe qué cosa sea andar perdido por el mundo.

lunes, 8 de febrero de 2010

La "injusticia" de Dios

“Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” (Mateo 20, 1415)
La libertad ingobernable de Dios. La bondad ingobernable de Dios. Su divino saber hacer, al margen de que nosotros entendamos o no entendamos, un no entender que merecerá todas las amonestaciones si nace de la envidia o conduce a ella, amonestación que también recibirá quien se irrite y sienta celos, como el hermano mayor del hijo pródigo. Pero si el no entender, naciere donde naciere, termina en un amén ante esas ingobernables e inescrutables libertad y bondad divinas, se dejará envolver y penetrar por el misterio para ir, un poquito, entendiendo. Y es que Dios ama con ton y son exclusivamente suyos, lo que, ante ojos envidiosos y celosos, será un amar sin ton ni son, y lo hace así porque se lo pide el cuerpo, el Cuerpo de Cristo, con cuya entrega dio la medida del amor del que es capaz: hasta la cruz y la muerte, hasta al fin, a todos y en todo lugar y tiempo, por los siglos de los siglos, con divina tozudez, “injustamente”, porque los últimos serán los primeros, las noventa y nueve ovejas serán dejadas para buscar la única que estaba perdida, porque merecerá una fiesta con el mejor cabrito, no el hermano que estuvo siempre en casa, sino el que se había marchado y ha vuelto.

sábado, 6 de febrero de 2010

Por eso

Desdicha tan pura, desesperación tan sublime, fuego al final en las entrañas remejidas, donde uno alcanza el fondo y por eso sabe.

jueves, 4 de febrero de 2010

Amigos

En una entrevista de hace ya algunos meses, el estupendísimo actor Alfredo Landa nos dejaba turulatos cuando leíamos que se dirigía a Dios llamándolo ¡¡Manolo!!: « Muchas veces, cuando reparo en las injusticias que veo a mi alrededor, me cabreo con Manolo y le digo: “¡Oye, Manolo, estoy hasta los cojones! Eres sapientísimo, misericordioso, buenísimo… ¡Echa una mano, joder!”» . ¡Qué cristiano es esto, sí, qué cristiano, esta familiaridad inusitada, este tuteo tan sandunguero y tan vivo! Será que la gracia, a la par que agraciarnos, nos hace graciosos, nos regala un tú a tú con Dios en el que, como hijos verdaderamente suyos, podemos y hasta debemos tratarle como a un colega con el que nos tomaríamos una caña espumosa. Y es que Dios, por ser Señor, nuestro Señor, es también y por eso mismo el amigo que se acoda en la barra y entrechoca con la nuestra su jarra de cerveza. “No os llamo ya siervos … a vosotros os he llamado amigos” (Jn 15, 15).

martes, 2 de febrero de 2010

Divinas ganas

Gracias por lo gratis, Padre, por tu divina gana de donar, de perdonar, ganas de echar siempre el resto, ¡y mira qué son ganas!, pues menudos somos nosotros, tus hijos e hijas, ganosos de no querer ganar, de andar desganados, ganado de otra voz, no la tuya, de otro ámbito, no el tuyo. Pero porque le echas ganas ganarás, Padre, para ti nos ganarás, y así a los unos para los otros, ya, bajo tu palio, para siempre hermanos. Ganados para ti, ganado seremos en tu pasto, en tus reales y magníficas hierbas, ganosos de ti y de todo lo que a ti te agrada.
Por “real gana” dijo don Miguel de Unamuno, imitándote, pues para realidades, las tuyas, para ganas, las tuyas, y por eso también nuestras, cuando las tenemos, las “reales ganas”, ojalá que “divinas ganas”.

domingo, 31 de enero de 2010

Con vuestro cuerpo

“Glorificad, por tanto, a Dios con vuestro cuerpo” (1 Cor 6, 20).
Lo hace el bailarín, Señor, al ajustar el movimiento de su cuerpo al ritmo de la música, siguiendo el dibujo de una coreografía.
Lo hace el gimnasta, cuando emprende una veloz carrera para adquirir la fuerza que le permita elevarse en el aire y trazar un doble mortal hacia adelante.
Lo hace el trapecista, allá arriba, al soltar el trapecio y volar dando un giro hacia las manos de su compañero.
Lo hace el corredor de 100 metros, en pura tensión muscular y sanguínea, con ánimo de lograr la mayor velocidad posible.
Lo hace el saltador de altura, el cual, tras una carrerilla, se eleva hasta una altura superior a los dos metros, arquea su espalda sobre el listón, lo sobrepasa y cae feliz en la colchoneta.
Lo hace el nadador que corta las aguas con sus brazos y avanza sobre la superficie del mar, delfín él también.
Lo hace quien agujerea ese mismo mar como una lanza, después de haberse lanzado desde lo alto de un acantilado y ornar su caída con un triple mortal escarpado.
Lo hace la gimnasta rítmica con el aro, uno con ella en pura simbiosis, redondo él y redonda ella, tanta es su elasticidad.
Lo hacemos, Señor, cada vez que, mostrando agilidad, elasticidad, ritmo, belleza, fuerza, soltura, armonía, nuestro cuerpo, en un ya pero todavía no, va aprendiendo a ser lo que un día será en plenitud: un cuerpo glorioso.

jueves, 28 de enero de 2010

Carga y cruz

Cuando conviertes algo en cruz, cuando lo “crucificas”, cuando lo clavas sobre los dos maderos y así lo etiquetas como “carga”, y no como carga cualquiera sino como carga “crística”, la que Jesús nos invitó a llevar sobre nuestros hombres para con ella seguirlo, entonces algo, o tal vez mucho, se alivia en ti: no soportas ya simplemente un conjunto de dificultades, problemas, dolores, sin nombre, sin adjetivo, sin calificación, sino algo resumido, juntado, reunido, unificado en cruz, algo por tanto que se configura a imagen de la propia carga y peso de Jesús. Visto así, la cosa cambia, y mucho. El peso “desordenado” (desgobernado) pasa a ser peso “ordenado” (gobernado) a imagen y semejanza del yugo manso y entrañable de Jesús. Pesará, dolerá, nos hará llorar, desesperar…, sí, pero algo, o tal vez mucho, habrá cambiado.

jueves, 21 de enero de 2010

Hoy

De la plenitud del presente quisiera vivir. Ser  alpinista para medir su altura, espeleólogo para tocar su profundidad, enredarme tanto en su trama que nadie pudiese separarme de ella. Quedar calcado en él como los líquenes en las rocas, usufructuario a tiempo completo, un tiempo que es sólo el suyo, el de los hoy de todos mis días.

miércoles, 20 de enero de 2010

Máximo, mínimo

La observación decente, juiciosa, se pirra por los detalles, los avizora con delectación, se desvive y muere por ellos. No podría ser de otra manera, porque, si no se desciende hasta lo mínimo, perdería lo máximo todo su sentido, y viceversa claro: si no se ascendiese a lo máximo sería lo mínimo quien acabaría perdiendo igualmente su rango. Así, queriéndose simétrica, convive esta pareja en tensa y fructífera unión.

martes, 19 de enero de 2010

El envés

“¿Quién sabe del envés de cada hora?”, se pregunta Juan Ramón Jiménez. ¿Quién sabe del envés de las horas terribles, las del horror en Haití? ¿Qué intérprete divino lo columbrará y nos dará las palabras necesarias? Pero acaso no nos diese sino silencios, preñados de misterio y sentido, donde quedase claro que no puede el horror tener la última palabra, tampoco el último silencio.

miércoles, 13 de enero de 2010

¡Ar!

La convicción con que la vida planta su “¡ole!” diezma las pesadumbres, los conjuros tristes, las visiones aciagas. En torno a su tienda  todo reverdece, sobre todo los huesos, por encima de todo los huesos, que desde la visión de Ezequiel se siguen levantando a la voz de “¡ar!” que ella les lanza.

martes, 12 de enero de 2010

Recurrencias: piensa bien y rezarás

"La oración es otra manera de pensar limpia y rectamente. Cuando reces, piensa. Piensa bien lo que dices. Convierte tus pensamientos en cosas sólidas, de ese modo tus oraciones tendrán fuerza. Y esa fuerza formará parte de ti, de tu cuerpo, de tu mente y espíritu".
(Del guión de la película Qué verde era mi valle, de John Ford)

”Mis palabras vuelan a lo alto, mis pensamientos se quedan abajo: las palabras sin pensamientos nunca van al cielo”.
(William Shakespeare, Hamlet)

sábado, 9 de enero de 2010

Postración

Estaba tan encogido que apenas si un cabello fue lo que pudo Dios agarrar para sacarlo de su extrema postración.

miércoles, 6 de enero de 2010

Sonrisas

Como los girasoles ante el sol, así me quedo yo ante las sonrisas. Las que me saludan como bandera de vida y de salvación, las que me llegan como regueros de sangre y animan mi corazón cansado, ¡con qué gozo las canto!

lunes, 4 de enero de 2010

Era, será

El pasado apalabra el futuro y sólo así se trenza la vida. Porque tengo un “era” habrá para mí un “será”. Del uno al otro, constituyendo y atravesando el hoy, va la flecha de la vida, trazando para cada uno su ritmo propio.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Sin hojas

La carne inverniza, sin hojas que opongan resistencia, deja que el Espíritu la atraviese. Purísima carne entonces, cuya desnudez ya sólo puede vestirla Dios.

lunes, 28 de diciembre de 2009

El tiempo

El tiempo se cansa de correr y busca un escondite en los corazones de la gente. Quiere aquietarse, amansarse un poco. ¿Sabremos darle ese cobijo? ¿Será nuestro corazón ese vivaque de hondas y lentas palpitaciones que al tiempo calmen? Bastará con que estemos de verdad donde estamos, que seamos de verdad lo que somos.

martes, 22 de diciembre de 2009

Destino

Los que echan mano del “destino” para dar cuenta del porqué de determinados hechos, sobre todo de los especialmente luctuosos, lo hacen porque no aceptan que tales acontecimientos queden al abrigo del mero azar, como desgobernados, sin nada ni nadie que lo justifique. Quieren procurarles un sentido para, de algún modo, poder encajarlos. Los sucesos dichosos encajan por sí solos, no necesitan ayuda metafísica ni religiosa de ningún tipo, a no ser para apuntalarlos y otorgarles profundidad y perennidad. Su dicha es ya su sentido y no hay más vueltas que darle. ¡A gozarlos pues! Pero, ¡ay!, los que nos desgarran, esos no traen consigo sentido sino sinsentido, y entonces elevan la pregunta: ¿por qué?
Mala respuesta, y fácil, es apelar a ese improbable “destino”. ¿Y quién sería el “destinador”, quién nos robaría el guión de nuestras vidas atándonos a uno previamente escrito, y con tan dolientes capítulos? No, no puede ser ésta la respuesta. Tampoco lo es el azar, que nos lleva a peores callejones sin salida. La única posible es el misterio, el que subyace a todo lo que nos ocurre, también y especialmente a lo difícilmente encajable, a lo que nos duele hasta la exasperación. El misterio, sí, ámbito de luz y de sentido, donde ni el azar ni el determinismo tienen cabida, y sí un camino amparado por Alguien, donador y guardián de libertad.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Ojos

Rescatemos ojos, los de Juliette Binoche, los de Paul Newman, los de Ana Torrent, los de Montgomery Clift, los de Susan Sarandon, y construyamos con ellos un susurro de miradas, de saltos de vista, de pozos de visión. Que sean canicas de un juego maravilloso, pupilas rodantes que nos descubran rincones de excepción.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La tristeza

La tristeza huye de las bambalinas, los escenarios, los púlpitos, y se refugia en los claros del bosque, donde, extraño musgo, busca el sol.

martes, 15 de diciembre de 2009

Desvelados

Sólo desvelados es posible el diálogo, la cópula, el amor. Si no nos mostramos vamos al inframundo, donde las arañas despliegan su tela sobre nuestros rostros.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Me urge

Me urge ser palabra en muchos momentos y entonces se agolpa en la boca y quiere salir, toda ufana, aunque después, en la pantalla, sea no más que viruta que se borra. Pero esa urgencia, ese agolpamiento, bulle con tanta felicidad, de saludo y de parto, que hábiles se quieren en seguida los dedos sobre el teclado para expulsar fuera lo que no aguanta un segundo más dentro.

lunes, 7 de diciembre de 2009

¡Chis!

¡Chis!, alejad vuestras voces, que descansen los ojos del hombre. Dura es su vigilia. Que sea más firme su noche.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Venid

Venid, mi regazo os espera, escondeos en él. Sobre vuestros lomos pasearán mis manos, felices de encontrar pieles tan mullidas, cuerpos tan cálidos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Exacto

El adjetivo “exacto” que en varias ocasiones le sirve a José Miguel Ibáñez Langlois en su Libro de la Pasión para definir la, por decirlo así, posición de determinados actos y actores en la pasión de Jesús de Nazaret, su lugar medido y como ajustado a una planilla eterna que Dios tiene de su mano, me llevó enseguida a la reflexión que despliega Hans Urs von Balthasar en sus siete tomos de Gloria. Una estética teológica. Y es que la belleza, nos viene a decir el gran teólogo, es siempre una suma de justeza y reverberación, de forma y esplendor, de exactitud y resonancia, de número e infinitud, y esto lo rastrea él, genialmente, y en clave teológica, a través de la historia en la obra de distintos autores. Es un tema que me apasiona, y por eso pegaba un brinco feliz cada vez que Langlois hacía comparecer un “exacto” en su bello poemario, pues algo tiene que ver con ese universo de ideas que me es tan caro del gigante Balthasar.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Los amantes

Se buscan los amantes
como pajarillos fríos,
para darse contento
y entrar en amor.

Inflexiones en la voz para decir te amo, caída de párpados para decir te amo, temblor de labios para decir te amo, cosquilleo en la nariz para decir te amo, vuelo de pestañas para decir te amo, rojez en los lóbulos para decir te amo. El rostro, todos a una, para decírtelo, oh mi amor.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Así brotas

Tu sonrisa te manifiesta y nos dice quién eres. En torno a ella, todo el rostro se mancomuna, sobre todo tus ojos, que echan chispas. Y así brotas, tú mismo, franqueándote en ella, sello siempre abierto, que no se premedita y se lanza al ruedo instantáneo de la vida.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Lo blanco

La paloma callada, sólo lo blanco, el papel, ojalá mi alma también. La lava de palabras no llega sin embargo. ¡Oh, Dios mío, que un aluvión me cubra y encarrile mis manos por el sendero de la gratitud!

martes, 1 de diciembre de 2009

Los nombres

Estos días, en el trabajo, me ha tocado ver las actas de las promociones del bachillerato de finales de los sesenta del pasado siglo, y enseguida reparé en algo muy común en aquellos años: la uniformidad onomástica. Quien no se llamaba María se llamaba Carmen y quien no se llamaba Manuel se llamaba José, por abrumadora mayoría. Está claro que no existía el prurito de la diferenciación. Pasan los años, pasamos las actas, y venimos a tiempos más recientes, donde uno repara en lo contrario. No sólo se abre al abanico onomástico, sino que se buscan nombres que suenen a nuevo, a veces hasta extremos delirantes, de modo que uno pueda decir de su vastaguito “sólo el mío se llama así” o, cuando menos, “son muy pocos los que se llaman así”. ¿Se rastrea aquí el paso de una sociedad más o menos cerrada y muy sometida a un común rasero, a una sociedad abierta en donde el individuo busca afinarse como diferente?

lunes, 30 de noviembre de 2009

Te amo

¿Bastará con que yo, callado, siga oyéndome decir “te amo”, “te amo”, “te amo”, para que algo llegue hasta ti, una esquirla?

domingo, 29 de noviembre de 2009

Mero y simple

Querer ser Atlas más que atlante, sostener todo el mundo más que un magro trozo suyo, no deponerse como salvamundos para ser mero y simple hombre. Curiosa tentación.

sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Me hablarás?

El espejo mágico no le decía nada, la bola mágica no le decía nada, las cartas del Tarot no le decían nada, el horóscopo no le decía nada, las rayas de la mano no le decían nada, las borras del café no le decían nada, las vísceras del ave no le decían nada.
Y tú, Dios, ¿me hablarás?

viernes, 27 de noviembre de 2009

Ojos satélites

Intentaba que sus ojos se saliesen de sus órbitas y se convirtiesen en ojos satélites. Pero en vano. Nunca sabría verse a sí mismo desde fuera.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Te ruego

Cuanto más me llagas más me cubres de silencio. Quisiera decirte toda pero no puedo. De ferviente deseo me llenas pero no de mañas para cumplirlo. Te burlas, paseándote desnuda sin saber yo qué hacer para vestirte. Este servidor tuyo, afónico por mor de tu ausencia, te ruega que te quedes, palabra.

martes, 24 de noviembre de 2009

El viento

El viento y sus noticias frescas, las que trae aquí desde el otro lado del mundo, mensajero feliz en múltiples horas. A veces son el apunte de rostros desconocidos, aquéllos sobre los que se recostó y de los que extrajo una máscara, más bella cuanto más sutil. Lo sentimos también sobre el nuestro, culebreando sobre la nariz, resbalando por las mejillas, arremolinándose en los ojos, besando los labios, disparándose en el mentón. Suya nuestra cara en todos los senos del aire, para dejarlo allá, muy lejos, donde otros hombres esperan.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Cada palabra

Que cada palabra recoja la vida entera para que pueda dispensarla a manos llenas. Que no flirtee con la muerte y haga acopio de fuerzas, que se yerga victoriosa y ponga una corona de laurel sobre los vencidos. Que agote el ir para que, al volver, lo traiga todo. Que, de tan mía, no pueda ser sino tuya. Que sea.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Ponyo

Sólo muy de cuando en cuando me acuerdo de mis sueños, y todavía es más raro que tengan un dibujo claro, con líneas y colores nítidos. Ponyo en el acantilado, la película animada de Hayao Miyazaki, me facilitó uno de ellos. Estoy seguro de que sus imágenes acuáticas y subacuáticas fueron la causa de que por la noche me fuese dado acceder sin borrón ni nubosidad alguna a un gran espacio rectangular, una especie de inmenso pasillo done se mezclaban el agua y el éter, para flotar y moverme por él apenas sujeto por ninguna gravedad. Desprendido de mi peso, me paseaba a mis anchas, mitad pez, mitad ave, por tan maravilloso elemento.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Conformarse

Conformarse, darse forma a sí mismo con el cincel de la humildad, de modo que quede excluido todo lo que no sea la verdad de la propia vida, de ser mejor, de ser más, de ser uno mismo sin ningún tipo de resentimiento.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Atlante

En cada hora ser atlante, sosteniendo la parte de mundo que nos corresponda, sabiendo que así no aplastará a quienes no tengan fuerza para hacerlo. Acceder a ser relevados cuando seamos nosotros los débiles que podrían ser abatidos por ese oneroso mundo, dejando nuestra suerte en manos de los que acepten cargar con él. Hermosa carrera de relevos, donde el testigo es siempre ese mundo que pasamos a otro cuando nosotros ya no podemos más.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Esos ojos

Esos ojos nuestros, ¡ay!, siempre entornados, incluso cuando extravertidos miran golosos los afueras, por su incesante cavilación, por su no poder abandonarse y levantar anclas de su ser interior para echarlas del todo en el mundo. Pero, ¿ha de esperarse otra cosa de los ojos de un hombre, que no es ni está sino desde sus adentros, desde sus mismidades, desde sus entrañas, hombre sólo en tanto que hombre interior, hombre entornado, hombre para sí y sólo por eso hombre en si?

martes, 17 de noviembre de 2009

-se

La bendita gana de ser en las palabras más allá de uno mismo, inventándose siempre, versionándose siempre, afirmando ese “-se” tras verbos múltiples que pongan en pie de paz la realidad más propia. Ser, serse, en la narración.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El espejo

Fantaseaba con la idea de que hubiese un espejo que le devolviese una versión renovada de sí mismo, un mejor yo, que se saldría fuera y sustituiría al original. Tal cosa sólo podría ocurrir en ocasiones excepcionales, cuando el espejo no soportase reflejar un yo muy gastado y miserable y se viera en la obligación de remontarlo instaurando uno nuevo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Ver viéndose...

Ese ojo que mira pero que en realidad se mira; ese oído que oye pero que en realidad se oye; ese tacto que palpa pero que en realidad se palpa; ese gusto que saborea pero que en realidad se saborea; ese olfato que huele pero que en realidad se huele…
Ese ojo que se mira pero que en realidad mira; ese oído que se oye pero que en realidad oye; ese tacto que se palpa pero que en realidad palpa; ese gusto que se saborea pero que en realidad saborea; ese olfato que se huele pero que en realidad huele…

sábado, 14 de noviembre de 2009

Rotundo ser

Su rotundo ser emergía, en medio de la podredumbre y de la muerte, como faro salvador. No necesitaba pronunciar ninguna palabra. Le bastaba estar para que de su carne brotase siempre un sí, una afirmación que hacía imposible cualquier mal. En torno suyo se volvía el miedo el colmo de la insensatez y la confianza más fácil que respirar. Grandes espacios se abrían donde quiera que estuviese, y a ellos acudían los necesitados de bendición.

viernes, 13 de noviembre de 2009

He aquí el hombre

El hombre se individua, afila su perfil hasta la más intensa concreción, se hace esta nariz, y no otra, estas pestañas, y no otras, esta frente, y no otra, estos labios, y no otros, esta mandíbula, y no otra, y así con todo. Desdeña toda abstracción, todo falso universalismo, de modo que sólo el novelista, el poeta, el pintor, el fotógrafo, el cineasta sabrán decirnos: ¡He aquí el hombre!

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hacerse río

¡Qué hermoso hacerse río en la letra, cabalgándola y dejándose llevar por ella, y no para morir con él sino para ser mar en la letra, océano en ella, corriente cálida y fría, profundidad abisal y ola respingona!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Él, ella

Se los encontraba siempre a la hora de su llegada al trabajo, cuando cruzaba la principal avenida del pueblo.
Él, una sonrisa amplia de oreja a oreja, indesmayable, infantil, simplicísima. Bien podría desaparecer en ella y quedar convertido en dos líneas de dientes, como el gato de Alicia, sin que nadie echase en falta el resto de su cuerpo. La expresión de su cara aireaba un techo mental un poco por debajo de la línea de la normalidad. ¿Sería acaso un border line? Sería.
Sumamente elegante ella, percha siempre de las mejores prendas, nutridas por un armario al parecer inagotable, y un pelo arreglado para hacerla veinte centímetros más alta, verdadera torre sobre la cabeza, simétrica a la que crecía bajo sus pies en forma de tacones. Estaba claro que, por ambos extremos, ella se alargaba.

martes, 10 de noviembre de 2009

Alumbrar

Me alumbras: me das a luz y me das luz, me traes a la vida y me mantienes en ella. No me alumbrarías del todo si haciendo lo primero no hicieses lo segundo. Hermoso verbo, que vivifica dos pájaros de un tiro (de luz).

lunes, 9 de noviembre de 2009

Se ha ido

Se ha ido, ya no está, decimos del muerto. La imagen del viaje proclama una ausencia, no una aniquilación. Dice que no está, no que no sea. Al ateo que se sirva de esta fórmula el lenguaje lo traiciona, porque el que se va se va a algún lado para estar y ser en él. En buena lógica, los negadores de un cielo y tierra nuevos más allá de la muerte debieran añadir, remachando, “ya no es”. Pero está bien que el lenguaje nos lleve la contraria para poner esperanza allí donde nosotros la negamos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

La noche

La noche mengua los defectos, los duros perfiles. Acrecido bajo las luces de las lámparas de mesa, regresa lo bueno, no se siente expulsado, habita en los corazones. De casa en casa, a través de las ventanas con postigos todavía sin echar, corre el fluido eléctrico hermanando a sus moradores, mensaje que la noche no confunde, al contrario, ella lo porta mejor que nadie. De noche, siempre de noche, para salvarse de la realidad diurna, tan cruda.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Recuerdos

Pienso en mi infancia y el primer recuerdo es un salto, el que yo y algunos amigos teníamos que dar para sortear el obstáculo que había a la altura de la cocina, por la parte de atrás del Colegio Mª Inmaculada, donde estudiábamos. Era una trastada nocturna, con la que pretendíamos asustar a quienes estaban con los fogones, o al menos dejar un rastro relampagueante que les hiciera alzar la mirada y sobresaltarse al ver que alguien pasaba rápida y fugazmente. Si detengo en foto fija mi recuerdo, me veo a mi mismo en pleno salto, quieto en el aire, mirando hacia el interior de la cocina, con una sonrisa olímpica y aspecto de trasgo lince.
El salto a la cuerda es también otro recuerdo preferido de mi infancia y adolescencia. Yo salía vencedor en muchas ocasiones, en competición a veces muy apretada, sobre todo al final cuando, quedando ya sólo dos saltadores, giraba la cuerda muy rápido. Había que ser velocísimo para salir de la cuerda, dar la vuelta en torno al cuerdista, y volver a entrar en ella. Me parece estar oyendo hoy su golpe contra el suelo, su zumbido en el aire, su giro vertiginoso. Y otra vez aquí me veo lince y gimnasta como ya nunca volví a serlo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Algo nuevo

Siempre tendría a mano el texto de Rilke, aquél que dice que la tristeza “son los momentos en que ha entrado algo nuevo en nosotros”, para justificar la suya, leve pero persistente, que desde hacía tiempo se había apoderado de él. Se veía así mismo enarbolando eso “nuevo” como si fuese un trofeo, para quedar satisfecho ante los demás y ante sí mismo. “Miradlo todos, no ha sido en vano, he aquí el fruto de la pena que censurabais, de la que yo mismo abjuraba”. Sí, Rilke era la clave, su frase era la clave. Ahora se trataba de incubar bien el huevo de su tristeza para que no se fuese al traste su triunfo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

El rudo vivir

Le gustaría verse a sí mismo como un personaje de novela ya terminado, con su historia completa, su destino contado, sus circunstancias descritas, sus contradicciones interpretadas, alguien del que se pudiera decir, por ejemplo, “que pasaba sus horas de duelo tomando té y escuchando música en la radio”, de modo que, sustanciado en una frase clara y concisa, con toda la luz en ella, sin más pliegues ni recovecos ni vueltas ni fisuras, pudiese vivir sin tener que hacer su vida, sólo copiarla. Sin  embargo, no sería así. Arrojado al rudo vivir, como todo hombre sobre el mundo, debería hacerse, construirse, con luz o sin ella, acertada o equivocadamente, arriesgándolo todo en cada lance. Todavía no había descubierto la grandeza que había en esto. De momento, sólo veía su dureza.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Magma

Lo que no llega a ser pensamiento ni imagen, lo que, por no llegar, ni llega siquiera a ser subpensamiento ni subimagen, esos flecos o menos que flecos deshilachados o más que deshilachados, ese magma que es siempre el fondo de nuestra mente, ni benéfico ni escalofriante, sino neutral, ¿qué es, qué vale en nuestra vida, a dónde va, de dónde viene, en qué medida empuja o detiene nuestros proyectos, sueños, decisiones? ¿Cómo se funda, cómo se funde, cómo se confunde?

jueves, 29 de octubre de 2009

Las pequeñas penas

Se dice, a veces, que las penas pequeñas son más difíciles de llevar que las grandes. La verdad que pueda haber en la frase, si alguna hay, acaso tenga que ver con el hecho de que una pena grande es imperial, mandataria, y, como tal, sus órdenes son claras y tajantes: quedas perfectamente situado frente a ella, en posición de “¡sí, mi capitán!” La pequeña no tiene ese poder imperativo, se mueve, se desplaza, no es clara ni contundente, y no sabes dónde ni cómo situarte ante ella, quedando uno reducido a la condición del pobre soldado que, ante un jefe sin dotes de mando, no sabe a qué atenerse con respecto a lo que debe o no debe hacer.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Señor de los Abismos

Te encontrará en lo escarpado, en la selva, en medio del polvo, tirado en el desierto. En lo difícil te hallará, donde tú estés perdido, sin rumbo, triste hasta la muerte. Ahí te saldrá al encuentro porque Él es el Señor de los Abismos, de las terribles hondonadas, de las simas cuyo fondo no divisa la mirada del hombre. Lo terrible está en él y en él se amansa, se vuelve quietud, sendero imposible que ahora es posible, porque él lo ha pisado y lo ha hecho suyo. Nuestros caminos son sus caminos y, cualquiera que sea el que recorran nuestros pasos, nos llevan a él, todos.

martes, 27 de octubre de 2009

A la espera

Fase extraña en la que muere algo y no resucita algo, lo que quiera que esto deba ser, lo siguiente, lo que debe venir para ponerse en el sitio de lo primero, de lo que está muriendo, en un lugar más alto rodeado de cumbres nuevas

lunes, 26 de octubre de 2009

Las palabras de la desgracia

Lo que le hacía daño no era tanto la desgracia como las palabras que la nombraban. El familiar que quedaba destrozado, viviendo un infierno, roto por el dolor, con sufrimiento insoportable. Sí, era esto lo que le obsesionaba, el toque de campanas verbal que venía a continuación del hecho desgraciado, que lo coronaba redondeándolo. Su lucha era contra ese belicoso tropel de palabras que se levantaba tras el paso del dolor.

viernes, 23 de octubre de 2009

La habitación

Según se entra, en la pared frontera está la doble ventana, la de fuera de aluminio gris y la interior de madera pintada de blanco, con dos cristales iguales, el de arriba y el de abajo, y uno más grande en medio. Los postigos tienen cuatro paños rectangulares. A la derecha de la ventana, dominando todo el espacio de la pared, hay una estantería que casi roza el techo. La otra estantería ocupa algo más que tres cuartos de la pared que está a la izquierda de la puerta, con cuatro módulos, y también rayando el techo. A su lado se ve otra metálica, de latón, con cinco baldas de colores distintos: amarillo, verde, rojo y azul. Los listones que las sostienen son azules. A la izquierda de la puerta hay dos armarios: uno, el más alto, con dos cuerpos, cuyas puertas tienen tablillas que imitan las persianas venecianas. Justo pegado a la puerta está el otro armario, más pequeño. El resto del espacio de la habitación lo ocupan una mesa, la cama y un mueble para los zapatos que cumple también funciones de mesita.
Vale, bien, el escenario descrito con minuciosidad, casi exasperante. Pero, ¿y el lance amoroso, el crimen, la conversación galante o la discusión agria? Pon al hombre sobre el mundo, amigo.

jueves, 22 de octubre de 2009

Mondo

Se rapó el pelo con la misma determinación que un novicio. Cabeza monda sobre los hombros: sí, por ahí se empezaba. Lo que ahora debía seguir era un mondo espíritu.

lunes, 19 de octubre de 2009

El paraíso en las tabernas

¿In clara veritas? No lo sé, pero hace unos días, al tiempo que daba cuenta de unas cinco claras, todo un récord para mí que tengo mi techo en dos, disfrutaba de la compañía de mis hermanos Rodrigo, Ramón y Pepe. Nunca había estado con ellos en este plan, acabando una cerveza aquí y yendo a por la siguiente allá, con ese compadreo fraterno en el que se discute, se ríe, se lanzan pullas picantes, se llevan suculentos pinchos a la boca, también pipas, y cacahuetes, de modo que cada taberna acaba siendo un paraíso riente y hablador. Así nos trasegamos unas horas llenas de emoción y cervezas.

domingo, 18 de octubre de 2009

Parfum

Justo en el momento en que entraba en el cubículo del retrete se dio la vuelta, pensando que el “hola” con el que yo saludaba a una profesora que venía por el pasillo se lo había dirigido a ella. La imagen, en mi memoria, tiene ahora una gran prestancia plástica, como de anuncio de un papel higiénico para aristócratas francesas. Y es que ella, con sus ojos verdes preciosos, a los que sientan de maravilla las prendas del mismo color que tan bien la visten, tiene algo aristocrático. Esta imagen no la desdoró ni siquiera el hecho de que, cuando estaba yo con mi chorrito ante el retrete, oía como el suyo caía cantarín. La jugada se redondeó unas horas más tarde. Entró en la secretaría, pasó a mi lado y se puso enfrente para hacer una llamada de teléfono, dejando un olor a colonia fresquísimo y de lo más agradable. “Oye, X, que bien hueles hoy”. “¿Te gusta? Es una colonia de hombres, fuerte pero nada pringosa. Yo, de no ser profesora de lengua, me dedicaría a los perfumes. Todo lo relacionado con ellos me encanta”. ¡Oh la la, final parfait a lo parfum!

viernes, 16 de octubre de 2009

Penas

Uno tiene sus penas antiguas, que no se sabe si se enquistan, si maduran, si envejecen, si se injertan. ¿Qué les ocurre mientras va uno cumpliendo años? Arrellanadas en sus canastos como las gallinas sobre sus huevos, quisiera que de su empolladura saliese un pollito pimpante con el que trabar algo divertido.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Obsesiones

Son obsesiones las ideas o imágenes sobre las que no se tiene ningún poder. Nunca encuentran cerrada la propia mente. Se adentran hasta la cocina y acampan a sus anchas, como amas del lugar. Uno, mientras tanto, asiste a su emplazamiento y daño, en el mejor de los casos con resignación y en el peor, desolado. Con el paso de los años es posible que se logre algo parecido a una entente, ya sea porque han perdido ellas algo de su mordiente, ya porque la casa de uno se ha hecho más fuerte.

martes, 13 de octubre de 2009

Flexo

Cuando, con el cambio de tiempo, ya no es posible pasar las tardes leyendo en el patio, bajo los kiwis, y vuelve uno a la habitación y al flexo, se desea que avance la tarde y anochezca, pues entonces es cuando el cono de luz se nota más y con ello la sensación de estar aislado en él, protegido, viviendo en otro mundo, uno de ángeles guardianes y elegantes mecedoras.

(Y aquí, Felina)

domingo, 11 de octubre de 2009

El valor del hombre

Parecía que algún compresor de tamaño lo hubiese reducido y fuese un hombre con cuerpo de niño. Quizá por dentro, en algún lugar, había quedado la espita que, convenientemente manipulada, le devolviera su tamaño anterior. “Valoramos demasiado la vida, cuando es una nonada. Hay en ello demasiado soberbia”. Reconocí aquí el típico descreimiento con respecto al valor del hombre. Lo más sabio, piensa esta gente, sería que se aceptase la propia futilidad como lo único verdadero y no empeñarse en otorgarle al hecho de estar vivos unos quilates que no tiene, en querer ser y persistir incluso más allá de la muerte. “Pues donde tu ves soberbia veo yo el legítimo orgullo de quien se sabe valioso, lleno de una dignidad que ningún otro ser de la tierra posee. Un ser así debe aspirar a conservarse, a alzarse, en esta vida y más allá de ella”.

sábado, 10 de octubre de 2009

Realidad

Qué dura, qué sólida, qué verdadera es la realidad. No se licúa, no se hace agua. Imposible trasegarla.

jueves, 8 de octubre de 2009

¿Eres feliz?

“¿Eres feliz?”. Me lo espetó como si nada. En él era una pregunta habitual, me dijo, que le hacía a todo quisque y que a todo quisque descolocaba, claro. Se preguntaba porqué, dado que debía ser una cuestión obligatoria que habría que dirigir a todo el mundo, continuó diciendo. Que él no pudiese comprender el azoramiento que ante esta pregunta presentaban sus interlocutores era lo que yo a mi vez no podía entender, de tan evidente. “¿Eres feliz?” va de lleno al corazón de la trama de la vida, y esta trama la protege uno como el mayor de los tesoros. Lo pasmoso para mí sería ahora que, sin más ni más, todo el mundo formulase esta pregunta muy alegremente y muy alegremente diese razón de ella todo el mundo. Yo, que no quise que el aturdimiento se me notase más de un segundo y por no desmerecer del ¿ingenuo? atrevimiento de mi colega, enseguida entré de lleno en la cuestión. Si era él osado, no lo iba a ser yo menos.
Otra interpretación posible del susto que crea la susodicha pregunta es que los interpelados tengan que habérselas con el hecho de que no sean felices, cosa que, a su manera, saben, a su manera escondida habría que decir, pero que nunca se atreverían a reconocer públicamente. La pregunta les pone en el brete de tener que hacerlo, y, como me explicó mi colega encuestador, no sin tener que pedir disculpas por ello, buscando la manera de justificarse, como si ser infeliz fuese una secreta vergüenza inconfesable.
Está, por otro lado, la eterna cuestión de qué cosa sea la felicidad. A uno siempre le ha sorprendido que se afirme con tanta frecuencia que en esta vida la felicidad es asunto de instantes privilegiados, escasos, únicos, y que no pueda, por el contrario, ser el asunto, no ya de días, sino de meses y hasta de años. Será, me digo, que el concepto de felicidad que se maneja en tales casos es tan sublime, tan altísimo, tan, por todo esto, inalcanzable, que con razón sólo puede durar no más que unos instantes. Uno no aspira a tanto y se sabe feliz con un poco, bueno, no mintamos, un mucho de tranquilidad y sus gotas de alegría. ¿Será también esto elevadísimo, imposible para el hombre? Evidentemente, no. Por eso hay periodos largos de felicidad en la vida de tantos. Faltaría más.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Quietud

Cierta quietud necesita del mundo en torno para ser: hojas que no se mezan en ninguna brisa, aires que contenga sus soplos, ruidos que aminoren sus voces, que haya como una sustancia quieta en todo. Entonces sí, ocurre, y se abre el telón dando aviso del milagro.

martes, 6 de octubre de 2009

Mercedes Sosa

Murió Mercedes Sosa, grande entre las grandes. Hay voces que me saben a tierra, y la de la Negra es excepcionalmente terrosa, de légamos y barros fecundos, voz antigua, indígena, popular, de caverna y catedral, de hermana y madre, envolvente y penetradora, de montañas y valles profundos. Vive en paz, Mercedes Sosa, allá donde te encuentres, con el niño negrito cuyo sueño rogabas.

lunes, 5 de octubre de 2009

Sibilas

Sentado en el suelo de la habitación del hospital, observaba a las dos reales damas. La una, de perfil, mi señora madre. La otra, casi de frente, su prima, a quien visitábamos. Fisgoneé en sus arrugas, en sus ojos, en su piel, atento a una posible revelación. Pero fue en vano. Las sibilas guardaban su secreto bajo muy buena llave, a muy buen recaudo.

sábado, 3 de octubre de 2009

La religión del "y"

La religión cristiana es la religión del “y”: Jesús “y” la iglesia, el cuerpo “y” el alma, la carne “y” el espíritu, Dios “y” el hombre, el individuo “y” la comunidad, la letra “y” el espíritu, Hijo del Hombre “e” Hijo de Dios, cielo “y” tierra, ya “y” todavía no, tiempo “y” eternidad, gratuidad “y” merecimiento, memoria “y” esperanza, misericordia “y” justicia, hombre “y” mujer… En este plano, nada sabe de “oes” disyuntivas. En el cristianismo, se copula para ser, se es en la cópula. Se suma en tanto se suman realidades. Sólo se restan los males, en tanto que son una “no-realidad” por ser un “no-bien”.

viernes, 2 de octubre de 2009

En algún momento

En algún momento entré en tu casa y dije “sí”, mientras sujetabas mis manos. En algún momento me quisiste siempre tuyo, a tu vera, descalzo, con la cabeza descubierta. En algún momento se hizo imposible que yo desviara de ti mi atención, único camino, única verdad, única vida. Ese momento fue ayer, es hoy, será mañana.

Una tarde de sábado

Vadeó la tarde como pudo. Se le había presentando vacía, hasta tediosa, y por primera vez le asustó no poder llenarla. No quería hacer nada pero tampoco sabía estar sin hacer nada. ¿Alguna solución de compromiso? De entrada sólo se le ocurrió andar durante una hora. No le gustaba hacerlo, pero las mil veces que, de boca de su psiquiatra y de sus hermanas, había escuchado el “tienes que hacer ejercicio”, lo coceaban ahora recriminándole su sedentarismo. Salió pues. A los setenta minutos estaba de vuelta. Notaba cierto bienestar pero, ante él, la tarde se le aparecía igualmente vacía. Seguía sin saber qué hacer, cómo manejar su no tener ganas de hacer nada. ¿Dónde estaba la experiencia para enfrentar esto, la sabiduría, el coraje? Dentro de él, en tales horas, desde luego que no. Finalmente, un tanto abrumado, se tumbó en la cama, arrebujándose debajo de una manta, que apretó contra sí para sentirse protegido. Fue presa de sentamientos negativos, de anticipaciones aciagas, y de una ligera somnolencia. A las nueve menos cinco sonó el despertador. Bajó a cenar y, al encontrarse con su madre y su hermano, sintió que todos los fantasmas habían pasado de largo.

martes, 29 de septiembre de 2009

Manso

El animal que se ovilla y queda amansado en su sueño, él, que ya era manso…

sábado, 26 de septiembre de 2009

En sí, fuera de sí

Vivir consiste en sobreabundar, en ser excesivo, en estar por encima de las propias posibilidades, en salir de sí mismo más allá de sí mismo. Este movimiento superabundante se balancea con el otro, el de estar en sí siendo exacta y concretamente el que se es, el que permanece cabe sí. En algún lugar de nosotros mismos se realiza la unidad “tensa” de estos dos movimientos, salir de sí siendo en sí y ser en sí saliendo de sí. Lo uno hace posible lo otro, lo uno es imposible sin lo otro. Sólo el cielo verá la realización perfecta de esto.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Un eslabón

Ser un eslabón más en la cadena de los que se amaron. Que no se rompa, que se haga fuerte, más fuerte, para que a ella se amarren los que nos sigan como lo hicimos nosotros con los que nos precedieron.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Visillo (3)

Cuando uno es sólo lo que la luz dibuja, cuerpoalma esculpido con claridad y rayo, se es entonces del todo, forma suya, silueta suya, carne suya, visillos nosotros de la luz más grande, y que tamizamos para los otros.

sábado, 19 de septiembre de 2009

El visillo (2)

Cedazo humilde para la luz, para la vida toda, que tú filtras, y así nada nos asalta y todo viene mansamente.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Recurrencias: sólo yo soy como yo

“Raro asunto
que entre la muchedumbre de los siglos,

fuese a tocarme a mí precisamente
este trabajo amargo de ser yo”
(Miguel D´Ors, El misterio de la felicidad)

“¿Por qué justo a mí tenía que tocarme ser como yo”
(Felipe, el amigo de Mafalda, en una de las tiras cómicas de Quino)

jueves, 17 de septiembre de 2009

Vida cristiana o el juego de la oca

Muchos son los que juegan con un dado que tiene en sus seis caras el número cinco, de modo que su recorrido por la vida cristiana es de oca en oca, es decir de sacramento en sacramento y ahora tiro porque es el momento. Así, primero es el bautismo, después la primera comunión, después la confirmación, después la boda, y, para finalizar, la muerte. Entre medias, nada, o asuntillos menores que de cuando en vez los llevan a la iglesia. ¿Cuántos serán los que, a falta de ritos civiles de paso, echan mano de los sacramentos de la iglesia para dar realce a los momentos cumbre de la vida? Acaso, como en una ocasión dijo Olegario González de Cardedal en un programa de televisión hace ya un montón de años, sea ésta una asignatura pendiente de la sociedad civil, demasiado deudora todavía de los ritos católicos y no propietaria de los suyos propios.
Al lado de estos están aquellos cuyo dado tiene en todas sus caras el número uno, de modo que desde el principio hasta el final no dan grandes saltos sino pasos diarios, pues la vida cristiana no es otra que la propia de todos los días. Entre sacramento y sacramento no hay hiato sino continuidad, un cristianismo no a tiempo parcial sino a tiempo completo, en todo tiempo. Es inconcebible en este caso andar a salto de mata, de momentazo en momentazo, pues el pan nuestro de cada día esperan recibirlo siempre de Dios, como quien se sabe de veras convocado al banquete de los hijos al menos cada domingo y fiestas de guardar, por decirlo ya en román paladino, y para cumplir, sí, no un “cumplo” y “miento” sino un “es para mí el mayor de los cumplidos que tú me convoques a tu mesa, Señor”.

martes, 15 de septiembre de 2009

Un rostro

Un prematuro envejecimiento puede sentarle bien a un rostro de treinta y cinco o cuarenta años, darle una bonhomía en la que se sumen la juventud aún no ida y la vejez tan sólo un poco anunciada.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Chunda, chunda

Un gran amante y practicante de la música clásica, allá en mis años salmantinos, compañero del colegio universitario, decía que la música pop, toda la que no es clásica en el sentido habitual de esta expresión, crece en torno a un chunda, chunda de fondo, una repetida e inagotable percusión. ¿Lo llamaba ritmo sincopado? Ya no recuerdo. Ayer, mientras escuchaba en Spotify a Billie Holiday, quise comprobar con cada canción si era así. En efecto, en el fondo, tras toda la arboladura musical, salta al oído ese chunda chunda continuo, persistente, tronco de todo las ramas que después despliega la canción. ¿Demérito? No, característica, sin más, aunque indica que estamos en terrenos más “fáciles” que los de la música clásica. Pero todo esto lo dice un ignorante. Lo que importa en cualquier caso es la emoción que nace de la belleza, y esta se halla aquí y allí, en lo pop y en lo clásico, en lo popular y en lo culto.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Varón de dichas

Chesterton remata su libro Ortodoxia con estas palabras: “Algo había que escondía (Jesús) de los hombres, cuando iba a rezar a las montañas: algo que Él encubría constantemente con silencios intempestivos o con impetuosos raptos de aislamiento. Y ese algo era algo que, siendo muy grande para Dios, no nos lo mostró durante Su viaje por la tierra: a veces, discurro que ese algo era Su alegría”.
Varón de dolores, de públicos dolores.
Varón de dichas, de íntimas dichas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

In corpore sano

Que el cuerpo no se haga cómplice de las ideas lúgubres. Que no se frunza el entrecejo ni se tense la mandíbula, que el sosiego facial sea siempre la compañía de un negro pensamiento. Que la mente mal dispuesta no encuentre nunca en el cuerpo un aliado sino un contrario, ese rostro apiadado y fuerte que nada quiere de lobregueces y melancolías.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El gran silencio

Viejecito, apergaminado, flacucho. Un hermano cartujo le aplica sobre la espalda, los hombros y los brazos una crema hidratante. Pocas imágenes en mi vida me hablaron más y mejor acerca de la ternura. Esto lo vi en el espléndido documental El gran silencio, de Philip Gröning, que retrata la vida de los cartujos en la Grande Chartreuse, la comunidad de referencia de esta orden, en los Alpes franceses. Hombres que habitan el silencio, se inundan de silencio, crean silencio, de modo que el vacío exterior los atraviese y obtenga el interior, y así se cumpla no sólo el “malas palabras no salgan de vuestra boca” (Ef 4, 29-30) sino también el que ninguna quede dentro buscando aliño. Sanear lo exterior para sanear lo interior, y para que éste, a su vez, revierta sobre el primero y cumpla el ciclo de la sanación. Ni maldad fuera ni dentro, y todo gracias a esa apuesta radical por el silencio, pautado por los rezos, las obras de cada día, en los que Dios se hace visible con toda su fuerza, no en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en la brisa, la que nace de lo callado, de lo apenas bisbiseado, de lo acuclillado en la reverencia muda. A mí no me importaría pasar por la prueba de este silencio riguroso durante una temporada. Creo que sería un bendito descanso del cuerpoalma frente a todo lo que en él es ruido y furia, para salir de él mejorado, con buenas palabras dentro y fuera, con espléndidas reservas de sonoro vacío, de vibrante y animosa mudez.

martes, 8 de septiembre de 2009

De puntillas

Hay asuntos que se poetizan solos. Iago, de 10 años, amigo de mi ahijado, camina de puntillas, sin apoyar el talón, desde que empezó a dar sus primeros pasos. Los padres lo consultaron con los médicos y parece que la cosa no tiene mayor importancia, aunque desconozco los detalles. Es algo curiosísimo. Parece que no quisiera lastimar al mundo, o a sí mismo, o que ensayara su futura vida de bailarín, o que no quiere hacer ruido al caminar, o que se prepara para alzarse sobre coturnos, o que quiere ver desde más alto, o que considera más débiles a los talones y los protege, o que es su modo de cursar un chis a los demás, o es que tal vez se sienta un inocente y bello fauno, o es que finge ser una drag queen infante, o es que prefiere el trote al mero caminar, o es que…

sábado, 5 de septiembre de 2009

Anciano de días

Anciano de días, de muchos días, de mil eternidades, antiguo, muy antiguo, con antigüedad sólo tuya, tan blanca tu melena, tan brillante tu barba, tan dichoso en tu juventud acumulada, en tus canas de infante, en tu dentadura perfecta de eterno marfil.
Anciano de días, niño de siglos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Fila-

Hoy, en un descuido, al pensar en los filántropos de seguido lo hice también en los filatélicos. ¿Será que algunos de los primeros hacen lo que los segundos con los sellos, buscar y coleccionar (actos buenos)?

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¡Ay!

Estoy sentado, leyendo, y oigo un ruidito. Una hoja del kiwi, a medias verde, a medias seca, cae en vertical, a palo seco, sin tirabuzón alguno. Sigo leyendo. Al rato, de nuevo otro ruidito. Otra hoja del kiwi, del todo verde, cayendo en vertical sobre el suelo, también sin floritura alguna. “Falta un viento que os acune y haga de vuestro desprendimiento un juego de vueltas, y virajes, y ondas, me digo. Quizá yo, ahora, con estas palabras mías, os doy la brisa que no tuvisteis al caer, atisbando, ¡ay!, el fin del verano”.