viernes, 29 de junio de 2012

La corriente de aire fresco


Al abrir las ventanas, el aire fresco entra en tromba y barre todo el calor que se había acumulado dentro de casa, como un oportuno arcángel san Miguel a la caza de un espantable satanás. La corriente de aire es el golpe alto que, cuando menos se lo espera, entra a saco en los hornos del verano y los vacía de su fuego.

El cartucho


Si un huevo cocido se transfigurase en flor devendría un cartucho. La clara, queriendo ser cono, se abriría y alargaría hasta formar un aristocrático embudo. La yema, queriendo ser cilindro, crecería y se estrecharía hasta formar un dedo señalador de todos los cielos.

miércoles, 27 de junio de 2012

La teja


Una teja sola no es nada; se aburre. Quiere, con otras tejas, hacer tejado. Una sobre otra y una al lado de otra se somete, en perfección formación, a exacta disciplina. El resultado es tal que no se lo lleva el aire.

martes, 26 de junio de 2012

La begonia


Le das la vuelta a la hoja y ves una nervadura hercúlea y sanguínea, con ramas, ramitas y ramitillas. Si es su sistema nervioso, por lo destacado parece estar muy alerta. Pero observo que, expuesta a la luz, no es necesario acudir a su envés para que luzcan espectaculares sus nervios granates, casi reventones.

lunes, 25 de junio de 2012

El tomacorriente


Al considerarlos pienso: “son ojos”. ¿O es que no me están mirando claramente los del tomacorriente que está al lado de la puerta? Pero con total inocencia, eso sí, y un pelín de picardía. Tienen suerte: sólo a ratos las varillas metálicas de un enchufe macho los deja ciegos. Otros muchos lo están siempre.

domingo, 24 de junio de 2012

El paraguas


¿No es suficiente con que, en acto de servicio, muera destrozado a manos de un temporal y lo arrojemos después en un contenedor cualquiera, para que, además, lo olvidemos tantas veces y en tantos lugares y muera así no ya de lluvia sino de pena?
Como Mary Poppins, volaremos en el cielo, que le hará justicia, gracias a él.

El baldosín


El baldosín cocido, granate y gastado, del balcón. Nada podría irle mejor que unos geranios rojos, pensó mi madre, y acertó. Tres maceteros sostienen tres macetas que sostienen tres geranios. El pétalo caído debiera poder estar un tiempo sin ser barrido: sobre el baldosín luce, y luce el baldosín gracias a él. Al cabo marchito el uno, gastado el otro, dan lecciones de madurez.

viernes, 22 de junio de 2012

El váter


Si Duchamp hubiese puesto un váter en aquella famosa muestra de arte y no un urinario no habría llovido lo que después ha llovido, porque el primero es más bonito y además polifacético. El urinario sólo sirve para una cosa pero el váter sirve para más, eso sí, si uno se sienta en él, pues no le gusta la gente que anda con prisas y nunca se sienta. Tampoco le gusta que lo dejen con la tapadera levantada pues precisa como todos de sus momentos de intimidad.