sábado, 31 de julio de 2010

Obedecer

En muchos momentos de nuestra vida son los otros los que, al recordarnos quienes fuimos, nos impelen a seguir siendo el que debemos ser. Nuestro ser decaído, desaparecido, a su voz se levanta poco a poco de nuestro fondo, más obediente que animado, pero por eso mismo en el buen camino de la recuperación. Lo decimos normalmente con otros muchos nombres, más caros a nuestro oídos, pero es obedeciendo como llevamos adelante nuestra vida. Siempre es en cierto modo una voz de mando, suasoria y suave las más de las veces, la que nos reconduce y concede de nuevo el aliento. Aunque es una dura ley de vida la que en tantas ocasiones planta su mandato, en otras muchas ansiamos obedecer al que sepa y quiera llevarnos.

jueves, 29 de julio de 2010

El despojo

La iglesia de los dominicos en Oxford es sencilla, reducida a la mínima expresión, diáfana y ligera. Cuenta con una vidriera transparente en el lugar en el que normalmente estaría un retablo, que inunda de luz la iglesia y tras la que se ven las ramas de unos árboles agitándose. Las catedrales e iglesias de gran esplendor ornamental son sin duda admirables, pero a mí siempre me parecen palaciegas, construidas más para el ojo que para el corazón. Busco la desnudez, el pobrismo si se quiere, el vacío. Frente a los fastos de Salomón, el despojo de San Francisco.

sábado, 24 de julio de 2010

Caricatura

El que iba en primer lugar de la salida procesional de una iglesia londinense cuyo nombre ahora no recuerdo, portando la cruz, más que una cara llevaba una careta, acaso ensayada durante horas delante de un espejo. “Seré el sacerdote sacro y riguroso, impasible e indomable, fustigador de pecadores y mantenedor de las hiperesencias litúrgicas”. La verdad es que daba risa, un rostro que de puro serio resultaba cómico. Su caricatura hubiese sido justamente la que se había colgado como cara. Si al entrar en la sacristía, fuera ya de todo escenario, se le hubiese descolgado, estaría bien. Es bueno que los hombres vuelvan a tener rostro humano.

miércoles, 14 de julio de 2010

Veranos

Veranos largos de nuestra infancia, veranos breves de nuestra edad madura. Pero la afirmación y la promesa son la misma: existe la felicidad, vendrá la felicidad. El sol, descubridor de bellezas, crea ritmos nuevos en el corazón. Un electrocardiograma mostraría un poema. Si no son calcinantes, los veranos tienen la medida humana de la dicha, la crean y la acompañan. Los niños que juegan son su emblema, habitantes nunca expulsados del paraíso. El mal siempre es más horrendo en verano.

viernes, 2 de julio de 2010

¿Quién soy?

La vida nos desbasta. A nuestro paso dejamos un rastro de virutas, todo lo que le sobra a nuestra identidad. El “¿quién soy?” obtiene respuestas parciales en los “yo soy éste” de cada tramo.