Mi súper yo aspira a ser un hombre de serenidad
clásica y, desde su tribuna, le lanza regañinas a mi yo cuando no consigue
serlo. Éste ha comenzado a hartarse y cualquier día lo va a mandar a paseo.
Cada vez se convence más de que prefiere ser un payaso que gesticula, que se
pone nervioso, que mueve mucho los brazos cuando habla.
lunes, 31 de diciembre de 2018
viernes, 28 de diciembre de 2018
La ubicuidad
Tiene más de cuarenta años y conserva todavía un
acné reventón. Pero es imposible reparar en él porque lo único que ves es su
agilidad para hacer frente a todo lo que se le pone por delante. Incapaz de
crear problemas y capaz de resolverlos todos, siempre aparece antes de que se
lo pidas. Las manos se le multiplican como por arte de magia. La ubicuidad de
los santos se entiende mejor al verla: quien ama está en todos los sitios.
miércoles, 26 de diciembre de 2018
El jersey
Su mujer le había comprado un jersey que tenía la
cara de un alce. Hasta aquí todo bien. Lo que ya molaba más eran las bolas que
colgaban de él y que se suponía que eran los cuernos. Era inevitable agarrarlos
como si fuesen pezones, retorcerlos a un lado y a otro y mirarlo a la cara
diciéndole: “Caramba, Paquito, qué jersey tan gracioso te ha comprado tu
mujer”. Él, que no le iba en zaga a nadie cuando se trataba de ser un socarrón,
seguía la broma y la aumentaba hasta extremos delirantes. Al final, todos
acababan muertos de risa.
lunes, 24 de diciembre de 2018
Sólo con una
Uno, que vive en la concentración como si fuese
su estado natural y sólo puede estar atento a dos cosas al mismo tiempo, tiene
días en que sólo puede con una. Anda entonces con la mirada pegada al suelo para
evitar todo lo que le entraría por los ojos si fuese con la cabeza levantada.
Vive a estos efectos en el peor mundo posible porque le sobra realidad en un
sentido y le falta realidad en otro.
sábado, 22 de diciembre de 2018
Políticamente correcto
Ahora sí que lo entiendo: ser políticamente
correcto es tener en más alta consideración la sensibilidad que la verdad. Lo
escuché de labios de un humorista norteamericano hace unos días y por fin lo vi
claro. Es decir, te callas para no “herir la sensibilidad” de los grupos
ideológicos dominantes y de paso callas también la verdad. Mal asunto.
viernes, 21 de diciembre de 2018
Grazas
¿Digo “gracias”, digo “grazas”? Me negué desde el
principio a éste último porque la boca se me abría muchísimo, dos aes seguidas,
nada menos, tras el cual sólo podía esperar que me contestasen “da nada”. Tras
decidir los académicos que en gallego era lo que tocaba decir, sus acólitos
obedecieron al instante y todo se volvieron aes a mi alrededor. Una vez, aconsejado
por una experta, vi en un vídeo una conspicua explicación del origen
etimológico de nuestro “grazas”. Era convincente, desde luego, pero, ¿qué
quieren?, a mí se me sigue resistiendo.
jueves, 20 de diciembre de 2018
El juego de las miradas
En la puerta del aula de informática hay un
retrato de Manuel María, un poeta gallego. Desde mi mesa de trabajo, si lo miro
me mira y si no también. Como no soy animista no me siento observado pero si lo
fuera no me importaría porque su mirada es amable aunque incisiva. Salgo de la
oficina para ponerme justo enfrente de él y compruebo que también me mira. Diría
que me sigue con la mirada. Creo que me gustaría ser animista durante un rato
para sentir que es así. Jugaríamos al juego de las miradas.
miércoles, 19 de diciembre de 2018
Todo lleva su tiempo
Aunque siempre nos parece que el tiempo avanza
muy deprisa los ritmos propios de la vida son lentos. No podemos permitir que
la aceleración contemporánea los mute. Cuando decimos que “todo lleva su
tiempo” decimos precisamente que ese “todo” no llega a serlo si le falta “todo”
el tiempo que necesita, y éste es siempre mucho.
martes, 18 de diciembre de 2018
El humor
A veces te viene una frase a la cabeza y no sabes
qué hacer con ella. Ayer, mientras veía la actuación de unos estupendos
humoristas en el ordenador, la que se me plantó en las mientes fue ésta: “El
humor desactiva la realidad”. ¿Significa algo? Si fuese así, ¿qué realidad
sería la que desactivase el humor? ¿La de lo punzante u oneroso, de modo que lo
veamos desnudo y al alcance de nuestra lucha? Pudiera ser.
lunes, 17 de diciembre de 2018
La tierra de la amistad
Le sorprendo en una ciudad extranjera camino del
hotel y no puedo tener una conversación larga con él. En el segundo intento lo
sorprendo camino de misa y tampoco esta vez es posible. La amistad, pues, a
pesar de estos pequeños arreglos “físicos”, continúa siendo predominantemente
virtual. Él mismo me decía en mi primera llamada telefónica que algunos tenemos
amistades virtuales que son un desastre porque falta la jugada maestra que las
culmine, ese encuentro cara a cara o esa conversación por teléfono que nos
permita tomar tierra, la tierra de la amistad. Me dice que en el mes de marzo
vendrá por aquí y que será posible que nos veamos. Ojalá.
sábado, 15 de diciembre de 2018
Félix Rodríguez de la Fuente
Mi hermano Rodrigo, con los vídeos que grabó y
las fotos que sacó durante el camino, está montando un documental en el que
intenta expresar lo que sintió en su peregrinación a Santiago desde Pamplona. A
medida que lo veía, su manera de narrar me recordaba la de alguien. Pronto caí
en la cuenta de que se trataba de Félix Rodríguez de la Fuente. A mis hermanas
les había ocurrido lo mismo. Su declamación se parecía mucho a la del gran
documentalista de la flora y la fauna ibéricas. Rodríguez de la Fuente fue un
expertísimo narrador no sólo con sus imágenes sino también con su voz.
Describía pero al mismo tiempo, como si fuese un rapsoda homérico, les confería
a sus documentales un aire épico que parecía venir de otro mundo. Su prosodia
creaba tensión, alumbraba espacios, ponía límite y color a las cosas de un modo
singularísimo. Gracias a ella lo que veíamos era intemporal sin dejar de ser
muy de aquí y de ahora, o mejor: porque era muy de aquí y muy de ahora lograba
ser eterno. Pero esto hubiera sido imposible con otra voz que no fuese la suya,
dramática en su sentido más exacto y excelso.
viernes, 14 de diciembre de 2018
El farmacéutico
Es un tímido sin remedio. Tiene barba para dar y
tomar. A la que puede, se fuma un cigarro. Farfulla a veces y no sabes si te
está hablando, pensando en alto o poniendo palabras por lo bajín a lo que está
haciendo para no equivocarse con los medicamentos. Tiene toda la pinta de, en
petit comité, conseguir que te mueras de risa con sus gracias. Si lo soltasen
en medio de una carpa, estoy seguro de que le lloverían los aplausos.
miércoles, 12 de diciembre de 2018
Quen te cantará?
Estaba
fregando y mi madre iniciaba su siesta en el banco almohadillado que está
detrás de la cocina de leña. Como otras veces, cantó un poco. Entonces va y me
dice en un tono un pelín burlón: “E quen te cantará cando eu morra?” “Ai, mamá,
non che sei”, le contesté riéndome y un tanto conmovido.
martes, 11 de diciembre de 2018
¡Maestra, o vento vén torcido!
Qué
gracia nos hizo lo que nos contó María sobre un alumno de infantil hace ya
muchos años. Su aula estaba separada del edificio en el que estudiaban los
alumnos de primaria y en el que se encontraba también el comedor. A la hora de
comer, pues, los tenía que traer aquí. El caso es que un día hacía bastante
viento y, cuando estaban comenzando a subir la cuesta, uno de los pequeñajos,
al notar cómo el viento le impedía moverse, le gritó a mi hermana: “¡Maestra, o
vento vén torcido!”
lunes, 10 de diciembre de 2018
Money Monster
Después
de vagar por India, Rumanía, Argentina o Islandia, pongamos por caso, en mis
noches de cine, viendo magníficas películas, necesito un chute de cine
americano, ése que sólo saben hacer ellos, espectacular, entretenido, asombroso
en muchos sentidos. Aquel vagar pone en mi pantalla historias que quieren ser
sobre todo paisajes del alma, adentramientos en el corazón de lo humano, a las
que acompaña siempre cierta morosidad. Sin ellas yo no podría vivir como
espectador de cine (ni como ser humano), pero si enlazo varias de ellas llega
un momento en que necesito salir de tales profundidades y buscar el aire, otro
tipo de narración, la americana, vaya. Sólo esta industria (en la actualidad
muchísimo menos, claro; su edad no es ahora, no ya la de oro, es que ni la del
bronce) sabe combinar lo hondo y lo ligero en productos que satisfacen a un
tiempo tus deseos de evasión y de conocimiento. Money Monster, de Jodie
Foster, por citar sólo una, es un ejemplo perfecto. Está todavía muy caliente
en mi retina.
sábado, 8 de diciembre de 2018
La robleda
Ya era de noche cuando llegó a la robleda. Nunca la había visitado a esa hora. Las lucen recién estrenadas que estaban puestas en las lindes de los caminos no alcanzaban el metro de altura. Estaba seguro de que detrás de cada árbol se había apostado un fantasma y que todos contenían la risa. Por encima de las copas, entre las ramas, también las hadas debían estar riéndose a hurtadillas. Nadie le salió al asalto sin embargo cuando se puso a caminar.
Los árboles, que parecían más gigantescos y señoriales, lo miraban con curiosidad. Suponía él que algunas de sus hojas eran en realidad ojos aunque no sabría decir cuáles. Hojas, ojos y ramas componían un techo que lo amparaba.
Había ido a la robleda a hacer fotos. La escasa luz lo había obligado a llevar el trípode. Cuando veía algún objetivo interesante, lo desplegaba y la cámara, tras diez segundos, disparaba su tiro. De todas las que hizo, la fotografía que más le gustó fue una en la que se veía la luna creciente tras las hojas de los robles. Tenía misterio y encanto.
viernes, 7 de diciembre de 2018
La renuncia de Eugène Green
En Como
ser conservador, Roger Scruton afirma que las sociedades nacen de un
acuerdo prepolítico y tácito de sus miembros, que las constituye en un “nosotros”.
Unos días después de leer esto, al ver una película de Eugène Green, recordé
que la vida de este director ratifica la reflexión de Scruton. “Aunque nace en
Nueva York en 1947, leemos en la página web del cine Numax, se refiere a los
Estados Unidos como Barbaria y considera su verdadera fecha de nacimiento 1968,
año en el que marcha de su país de origen rumbo a Europa, y tras un largo
peregrinaje, se asienta en París donde adopta la lengua francesa como propia”.
Green vino a este cine de Santiago el pasado mes de julio. Antes de la
proyección de su última película, En attendant les barbares, cuando el
presentador mencionó su inicial identidad americana, Eugène Green movió
enérgicamente la cabeza de derecha a izquierda, lo que hizo que aquél se apresurase
a completar la información para que nos quedase claro que él de americano nada.
Lo que había hecho el director de Le fils de Joseph, y éste es el punto
al que quería llegar, fue retirar su acuerdo con la sociedad americana,
rescindir su contrato con ella, porque, por las razones que fuesen, ya no
quería formar parte de su “nosotros”.
jueves, 6 de diciembre de 2018
El perro
Toda la comunidad de vecinos de mi amigo Paul, en el barrio de
Salamanca de Madrid, está en un sin vivir desde que arribó allí una pareja
mexicana con un hijo y un perro. El problema es precisamente el perro que ladra
y ladra y ladra para desesperación de todos los habitantes del inmueble. Se
intentó todo y no se logró nada. De mente cerril y voluntad caída, la linda
pareja le pone solución al problema durante dos días (un bozal,
tranquilizantes…), pero al tercero vuelven todos por sus fueros: a su despreocupación
los dueños y a sus ladridos el perro.
Está muy bien tener un perro pero está muy mal no escoger el
adecuado. Habían ido a buscarlo a una perrera y, cree Paul con mucha razón,
que, viéndolos bastante ignorantes del mundo canino, los trabajadores del lugar
les enchufaron el que más tabarra les daba. Paul, que sí sabe de perros, me
contó que el chucho en cuestión es de una raza que necesita mundo exterior y un
jefe. Es decir, no es el tipo de perro al que se le puede achuchar y llamar
chuchirrín, sino todo lo contrario: necesita que lo gobiernen. El caso es que,
si el perro ya estaba medio tarado, con unos blandengues animalistas como amos
anda medio desquiciado.
Tienen en torno a cincuenta años y su hijo es un
adolescente que se pasa todo el día dale que te pego a los videojuegos. El
padre no sale de casa en todo el día y ella colabora con una ONG. ¿De qué
viven? Paul, fino rastreador, los supuso hijo de papas ricos, de onda hippy,
animalista, new age, idos de México y venidos a Madrid. El caso es que en lo
que respecta a lo del dinero acertó: la madre de él es riquísima y no es
descaminado pensar que los sostiene desde allá, acaso porque quiso librarse del
hijo, de la nuera y del nieto durante una larga temporada.
miércoles, 5 de diciembre de 2018
La esperanza
Tiene razón Thomas Friedman al decir que tanto el
optimismo como el pesimismo son posturas fatalistas: creer que todo irá a peor
o que todo irá a mejor porque sí es dejar las cosas en manos del fatum. Lo que en verdad debiera tener
relevancia, afirma también el periodista americano, es la esperanza activa. El
adjetivo no deja de ser una redundancia porque la verdadera esperanza, como
pensaba Juan Luis Ruiz de la Peña, trabaja siempre en dirección a lo esperado, es decir, empieza a construir aquí y ahora
aquello que espera. Es decir, si no es activa no es esperanza. Cosa distinta es
de qué manera el optimismo y el pesimismo, en cuanto predisposiciones
psicológicas que determinan el temple de la personas, influyen en su esperanza.
martes, 4 de diciembre de 2018
Canciones en el wasap
En el grupo de wasap integrado por mis compañeros de BUP y COU
y del que formo parte, Lito oficia estos días de DJ y nos devuelve las
canciones que fueron hitos en el pub Máis Alá, asiento de muchas generaciones
de Silleda, y que escuchamos tantas veces en nuestra primera juventud. Ha
puesto “La quiero a morir”, de Francis Cabrel, y descubro que me gusta más la
original francesa: “Je l’aime a mourir”, con esa pausa maravillosa en el
estribillo, allí donde, tras cantar que “elle a dû faire toutes les guerres de
la vie”, se para, crea un suspense, y añade: “et l’amour aussi”.
Vino después “Hotel California”, de los Eagles, “such a lovely
place, such a lovely face”, sí, pero al final resulta que es un lugar siniestro
del que uno no puede escapar, como si del motel de Norman Bates se tratara.
A
continuación, “Dust in the wind”, del grupo Kansas, que resulta ser una canción
muy cuaresmal: “All we are is dust in the wind”.
lunes, 3 de diciembre de 2018
L'amour
Hace unos días me levanté gris y tristón y, camino del
trabajo, me venía “l’amour” de la Carmen de Bizet a la cabeza, quizá con ansia
de remediar mis males. La letra dice así:
L'amour
est un oiseau rebelle
que
nul ne peut apprivoiser,
et
c'est bien en vain qu'on l'appelle,
s'il
lui convient de refuser.
Rien n'y fait, menace ou prière,
l'un
parle bien, l'autre se tait:
Et
c'est l'autre que je préfère,
Il n'a rien dit mais il me plaît.
L'amour! L'amour! L'amour! L'amour!
L'amour est enfant de Bohême,
il
n'a jamais, jamais connu de loi;
si
tu ne m'aimes pas, je t'aime
si
je t'aime, prends garde à toi!
Si
tu ne m’aimes pas,
Si
tu ne m’aimes pas, je t’aime!
Mais,
si je t’aime,
Si
je t’aime, prends garde à toi!
L'oiseau
que tu croyais surprendre
battit
de l'aile et s'envola ...
l'amour est loin, tu peux l'attendre;
tu ne l'attends plus, il est là!
Tout autour de toi, vite, vite,
il
vient, s'en va, puis il revient ...
tu
crois le tenir, il t'évite,
tu crois
l'éviter, il te tient.
Es un pájaro rebelde que no se deja domeñar ni por amenazas ni
por súplicas. Sin más ley que su ley, si tú no lo amas él te ama, y entonces
¡prends garde à toi! Crees tenerlo pero entonces se echa a volar. Cuando ya no
lo esperas, vuelve a estar ahí, a tu alrededor. Viene, se va, vuelve otra vez.
Crees tenerlo y te evita. Crees que lo has despachado y te tiene. ¡Ah, l’amour!
¿Como el Espíritu Santo, que sopla donde quiere?
Pero él sí se sujeta a súplica…
sábado, 1 de diciembre de 2018
Las arañas
Una telaraña perlada por la lluvia en medio de un rosal es una
cosa hermosísima, desde luego, pero las que se acumulan en las esquinas de las
habitaciones lo son mucho menos. No te librarás de ellas si no te libras de las
arañas por lo que yo me he convertido en un auténtico depredador, con permiso
de Spiderman. Pero que nadie piense que soy cruel con ellas. Me limito a
succionarlas con el tubo de la aspiradora y realmente no sé si acaban muertas
en el totum revolutum final o si sobreviven en un limbo de polvo y pelusas.
Y ya que hablamos de arañas, ¿por qué las mujeres
les tienen tanto miedo? Una llegó a decirme que esta aracnofobia podría ser el
recuerdo de una etapa evolutiva en la que las arañas eran gigantescas y
atacaban sólo a las mujeres. A saber… El
caso es que yo, cuando alguna de mis sobrinas pega un alarido asombroso al ver
seis patitas pegadas a un corpúsculo, me apresuro a atrapar la araña por uno de
sus filamentos para que comprueben lo insignificante que es. Pero no hay
manera.
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