Si, además del Dios revelado, es Dios el Dios escondido, el “Deus absconditus”, escondido no porque juegue al escondite sino porque, como dicen nuestros maestros los teólogos, a mayor revelación, paradójicamente, mayor ocultamiento, o, dicho de otro modo, a mayor densidad de verdad mayor intimidad de la misma, pues bien, si, como decíamos, él es el Dios escondido, y es también el que es más interior a nosotros que nosotros mismos, en ese su “esconderse” nos esconde igualmente a nosotros en él, con él.
Podrá, en algún grado, ser profanada nuestra intimidad, pero jamás podrá serlo la intimidad de nuestra intimidad, ese más allá más adentro en que nos escondemos en el Dios que se esconde en nosotros, en el Dios que nos esconde en su esconderse a sí mismo. Dios es al mismo tiempo el velo que protege y el contenido protegido.
Podrá, en algún grado, ser profanada nuestra intimidad, pero jamás podrá serlo la intimidad de nuestra intimidad, ese más allá más adentro en que nos escondemos en el Dios que se esconde en nosotros, en el Dios que nos esconde en su esconderse a sí mismo. Dios es al mismo tiempo el velo que protege y el contenido protegido.
1 comentario:
Fray Luis dice en la Oda a la vida retirada: 'Vivir quiero conmigo / gozar quiero del bien que debo al cielo': el primer verso se entiende por el segundo y los dos por unas explicaciones que hace muy bien fray Luis en Los nombres de Cristo: a ver si un día lo pongo por escrito en detalle, que es bien interesante.
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