El espejo mágico no le decía nada, la bola mágica no le decía nada, las cartas del Tarot no le decían nada, el horóscopo no le decía nada, las rayas de la mano no le decían nada, las borras del café no le decían nada, las vísceras del ave no le decían nada.
Y tú, Dios, ¿me hablarás?
1 comentario:
Tampoco le hablo Dios, ya que Dios esta en todas las cosas y en uno mismo, para recibir una respuesta solo hay que abrirse y escuchar.
Anda que no hay ocasiones que las señales nos indican algo, pero, no las vemos... ciegos, solo queremos ver lo que deseamos, no lo que REALMENTE ES
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