martes, 30 de octubre de 2012

Por dignidad



Lo que yo me pregunto con respecto a las corridas de toros es si son dignas del hombre, si lo rebajan o lo enaltecen. Yo creo que lo primero, pues sin más motivo que la felicidad del torero y la del público, se le inflige al animal un sufrimiento innecesario. La belleza del espectáculo, la supuesta hondura de sus significados míticos y antropológicos, creo que pesan poco frente al proceso bárbaro por el que se le hace pasar al toro.
Frente a un absolutamente rechazable animalismo antihumano, el humanismo de hoy tiene que incorporar entre sus adjetivos el de animalista: los animales estarán siempre al servicio del hombre, y esto incluye su muerte sólo cuando sea estrictamente necesario: su alimentación, el cuidado de sus cultivos y sus ganados frente a los depredadores, etc. De no ser así, los animales obtendrán de nosotros la protección que necesiten. No entra en este orden de cosas la suerte del toro en las corridas pues, aun satisfaciendo el gusto de muchos, éste no puede ser calificado de imprescindible, y mucho menos si es al precio de sangrar a un toro, hundirle el estoque (y ojalá que le corte la aorta al primer intento; de no ser así más sufrirá el toro), y salir finalmente muerto de la plaza arrastrado por unos caballos.
Lo digno del hombre radica, no en indultar a un toro, sino a todos los toros.

lunes, 29 de octubre de 2012

Laura



Una primera caricia, un poco de alimento que alguien del instituto le dio, hizo que Laura, como finalmente la bautizaron los alumnos, se quedase en el entorno del centro. No sé si otro alguien o el mismo, en el porche de la entrada, le puso un cuenco con pienso y otro con agua. El asunto mereció media página de un periódico local. Pero se pensó con buen criterio que era mejor que alguien la adoptase. Y así fue. A M., una chica con trastorno bipolar cuyo rostro refleja los años tristes de su vida, se le había muerto su perro. La perrita encontró a su ama y la prensa local dio cuenta de la historia de Laura.

domingo, 28 de octubre de 2012

En todas partes



Estás más allá de las nubes, al otro lado del cielo. Pero también estás más acá, y justo en el medio, cruzándote.

viernes, 26 de octubre de 2012

La clase de música



Llega la hora de la clase de música y aparecen los niños y las niñas de la mano de sus papás y sus mamás. Pasa la hora y la escena se repite, sólo que ahora desaparecen. Me complace ver a estos diminutos aprendices musicales, con sus carpetas y, los más mayores, ya con sus instrumentos. En las horas de ensayo, la banda de música se convierte en la banda sonora del vecindario.

jueves, 25 de octubre de 2012

El prójimo



Un doctor en la Ley le había preguntado a Jesús “¿y quién es mi prójimo?” Tras el relato de la parábola del buen samaritano, Jesús, con su respuesta convertida en pregunta: “¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo?”, responde a aquél introduciendo la otra cara de la moneda, pues no se trata sólo de saber quién es el prójimo de uno sino de cómo se es prójimo de los demás.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Ideas y creencias



Requeriría más de una indagación el dar respuesta al porqué de mi inclinación pre-racional, y en este sentido pre-crítica, hacia la derecha. De primeras, en cuanto al suelo patrio se refiere, siempre me resultan más atractivos los políticos de derechas, es decir los del PP, que los de centro-izquierda o izquierda sin más. Intuyo que el motivo de esta instintiva inclinación tiene que ver con mi “creencia” (contrapuesta a “idea” según la conocida tesis orteguiana) en que la derecha es sólida, es recta, cree en la existencia de la verdad, es “católica” y en que la izquierda es relativista, no cree en la existencia de la verdad, no es “católica”, es “disolvente”.
La “creencia”, en cuanto no es una idea, no ha analizado la realidad, puede incluso que se resista a ella. Respondería a un principio atávico, y creo que particularmente hispánico, que liga la derecha a lo recto y la izquierda a lo siniestro. Pero es obvio que yo no puedo basar mi perfil político en lo que en mí está pre-pensado y no pensado. Cualquiera que sea el conjunto de ideas, y recalco lo de ideas frente a los sentimientos y las teorías (aquí enlazo la extraordinaria y clarividente reflexión de mi amiga Aurora), tendrá por eso que ser razonado y libre, fruto no de una simpatía primera e instintiva, temperamental, sino de lo que yo piense que es mejor para la cosa pública. Antes de un adhesión política yo ya tengo una pre-adhesión, que no es en sí mismo ni malo ni bueno, pero a la que tengo que someter a juicio de modo que la “creencia” pre-crítica pase a ser “idea” crítica.