martes, 29 de septiembre de 2009

sábado, 26 de septiembre de 2009

En sí, fuera de sí

Vivir consiste en sobreabundar, en ser excesivo, en estar por encima de las propias posibilidades, en salir de sí mismo más allá de sí mismo. Este movimiento superabundante se balancea con el otro, el de estar en sí siendo exacta y concretamente el que se es, el que permanece cabe sí. En algún lugar de nosotros mismos se realiza la unidad “tensa” de estos dos movimientos, salir de sí siendo en sí y ser en sí saliendo de sí. Lo uno hace posible lo otro, lo uno es imposible sin lo otro. Sólo el cielo verá la realización perfecta de esto.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Un eslabón

Ser un eslabón más en la cadena de los que se amaron. Que no se rompa, que se haga fuerte, más fuerte, para que a ella se amarren los que nos sigan como lo hicimos nosotros con los que nos precedieron.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Visillo (3)

Cuando uno es sólo lo que la luz dibuja, cuerpoalma esculpido con claridad y rayo, se es entonces del todo, forma suya, silueta suya, carne suya, visillos nosotros de la luz más grande, y que tamizamos para los otros.

sábado, 19 de septiembre de 2009

El visillo (2)

Cedazo humilde para la luz, para la vida toda, que tú filtras, y así nada nos asalta y todo viene mansamente.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Recurrencias: sólo yo soy como yo

“Raro asunto
que entre la muchedumbre de los siglos,

fuese a tocarme a mí precisamente
este trabajo amargo de ser yo”
(Miguel D´Ors, El misterio de la felicidad)

“¿Por qué justo a mí tenía que tocarme ser como yo”
(Felipe, el amigo de Mafalda, en una de las tiras cómicas de Quino)

jueves, 17 de septiembre de 2009

Vida cristiana o el juego de la oca

Muchos son los que juegan con un dado que tiene en sus seis caras el número cinco, de modo que su recorrido por la vida cristiana es de oca en oca, es decir de sacramento en sacramento y ahora tiro porque es el momento. Así, primero es el bautismo, después la primera comunión, después la confirmación, después la boda, y, para finalizar, la muerte. Entre medias, nada, o asuntillos menores que de cuando en vez los llevan a la iglesia. ¿Cuántos serán los que, a falta de ritos civiles de paso, echan mano de los sacramentos de la iglesia para dar realce a los momentos cumbre de la vida? Acaso, como en una ocasión dijo Olegario González de Cardedal en un programa de televisión hace ya un montón de años, sea ésta una asignatura pendiente de la sociedad civil, demasiado deudora todavía de los ritos católicos y no propietaria de los suyos propios.
Al lado de estos están aquellos cuyo dado tiene en todas sus caras el número uno, de modo que desde el principio hasta el final no dan grandes saltos sino pasos diarios, pues la vida cristiana no es otra que la propia de todos los días. Entre sacramento y sacramento no hay hiato sino continuidad, un cristianismo no a tiempo parcial sino a tiempo completo, en todo tiempo. Es inconcebible en este caso andar a salto de mata, de momentazo en momentazo, pues el pan nuestro de cada día esperan recibirlo siempre de Dios, como quien se sabe de veras convocado al banquete de los hijos al menos cada domingo y fiestas de guardar, por decirlo ya en román paladino, y para cumplir, sí, no un “cumplo” y “miento” sino un “es para mí el mayor de los cumplidos que tú me convoques a tu mesa, Señor”.

martes, 15 de septiembre de 2009

Un rostro

Un prematuro envejecimiento puede sentarle bien a un rostro de treinta y cinco o cuarenta años, darle una bonhomía en la que se sumen la juventud aún no ida y la vejez tan sólo un poco anunciada.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Chunda, chunda

Un gran amante y practicante de la música clásica, allá en mis años salmantinos, compañero del colegio universitario, decía que la música pop, toda la que no es clásica en el sentido habitual de esta expresión, crece en torno a un chunda, chunda de fondo, una repetida e inagotable percusión. ¿Lo llamaba ritmo sincopado? Ya no recuerdo. Ayer, mientras escuchaba en Spotify a Billie Holiday, quise comprobar con cada canción si era así. En efecto, en el fondo, tras toda la arboladura musical, salta al oído ese chunda chunda continuo, persistente, tronco de todo las ramas que después despliega la canción. ¿Demérito? No, característica, sin más, aunque indica que estamos en terrenos más “fáciles” que los de la música clásica. Pero todo esto lo dice un ignorante. Lo que importa en cualquier caso es la emoción que nace de la belleza, y esta se halla aquí y allí, en lo pop y en lo clásico, en lo popular y en lo culto.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Varón de dichas

Chesterton remata su libro Ortodoxia con estas palabras: “Algo había que escondía (Jesús) de los hombres, cuando iba a rezar a las montañas: algo que Él encubría constantemente con silencios intempestivos o con impetuosos raptos de aislamiento. Y ese algo era algo que, siendo muy grande para Dios, no nos lo mostró durante Su viaje por la tierra: a veces, discurro que ese algo era Su alegría”.
Varón de dolores, de públicos dolores.
Varón de dichas, de íntimas dichas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

In corpore sano

Que el cuerpo no se haga cómplice de las ideas lúgubres. Que no se frunza el entrecejo ni se tense la mandíbula, que el sosiego facial sea siempre la compañía de un negro pensamiento. Que la mente mal dispuesta no encuentre nunca en el cuerpo un aliado sino un contrario, ese rostro apiadado y fuerte que nada quiere de lobregueces y melancolías.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El gran silencio

Viejecito, apergaminado, flacucho. Un hermano cartujo le aplica sobre la espalda, los hombros y los brazos una crema hidratante. Pocas imágenes en mi vida me hablaron más y mejor acerca de la ternura. Esto lo vi en el espléndido documental El gran silencio, de Philip Gröning, que retrata la vida de los cartujos en la Grande Chartreuse, la comunidad de referencia de esta orden, en los Alpes franceses. Hombres que habitan el silencio, se inundan de silencio, crean silencio, de modo que el vacío exterior los atraviese y obtenga el interior, y así se cumpla no sólo el “malas palabras no salgan de vuestra boca” (Ef 4, 29-30) sino también el que ninguna quede dentro buscando aliño. Sanear lo exterior para sanear lo interior, y para que éste, a su vez, revierta sobre el primero y cumpla el ciclo de la sanación. Ni maldad fuera ni dentro, y todo gracias a esa apuesta radical por el silencio, pautado por los rezos, las obras de cada día, en los que Dios se hace visible con toda su fuerza, no en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en la brisa, la que nace de lo callado, de lo apenas bisbiseado, de lo acuclillado en la reverencia muda. A mí no me importaría pasar por la prueba de este silencio riguroso durante una temporada. Creo que sería un bendito descanso del cuerpoalma frente a todo lo que en él es ruido y furia, para salir de él mejorado, con buenas palabras dentro y fuera, con espléndidas reservas de sonoro vacío, de vibrante y animosa mudez.

martes, 8 de septiembre de 2009

De puntillas

Hay asuntos que se poetizan solos. Iago, de 10 años, amigo de mi ahijado, camina de puntillas, sin apoyar el talón, desde que empezó a dar sus primeros pasos. Los padres lo consultaron con los médicos y parece que la cosa no tiene mayor importancia, aunque desconozco los detalles. Es algo curiosísimo. Parece que no quisiera lastimar al mundo, o a sí mismo, o que ensayara su futura vida de bailarín, o que no quiere hacer ruido al caminar, o que se prepara para alzarse sobre coturnos, o que quiere ver desde más alto, o que considera más débiles a los talones y los protege, o que es su modo de cursar un chis a los demás, o es que tal vez se sienta un inocente y bello fauno, o es que finge ser una drag queen infante, o es que prefiere el trote al mero caminar, o es que…

sábado, 5 de septiembre de 2009

Anciano de días

Anciano de días, de muchos días, de mil eternidades, antiguo, muy antiguo, con antigüedad sólo tuya, tan blanca tu melena, tan brillante tu barba, tan dichoso en tu juventud acumulada, en tus canas de infante, en tu dentadura perfecta de eterno marfil.
Anciano de días, niño de siglos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Fila-

Hoy, en un descuido, al pensar en los filántropos de seguido lo hice también en los filatélicos. ¿Será que algunos de los primeros hacen lo que los segundos con los sellos, buscar y coleccionar (actos buenos)?

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¡Ay!

Estoy sentado, leyendo, y oigo un ruidito. Una hoja del kiwi, a medias verde, a medias seca, cae en vertical, a palo seco, sin tirabuzón alguno. Sigo leyendo. Al rato, de nuevo otro ruidito. Otra hoja del kiwi, del todo verde, cayendo en vertical sobre el suelo, también sin floritura alguna. “Falta un viento que os acune y haga de vuestro desprendimiento un juego de vueltas, y virajes, y ondas, me digo. Quizá yo, ahora, con estas palabras mías, os doy la brisa que no tuvisteis al caer, atisbando, ¡ay!, el fin del verano”.