Uno tiene sus penas antiguas, que no se sabe si se enquistan, si maduran, si envejecen, si se injertan. ¿Qué les ocurre mientras va uno cumpliendo años? Arrellanadas en sus canastos como las gallinas sobre sus huevos, quisiera que de su empolladura saliese un pollito pimpante con el que trabar algo divertido.
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