En mi última conversación a través de skype con
mi amigo y profesor de inglés, Paul, intenté explicarle, al hilo de lo que está
siendo mi vivencia del tráfago de la mente, la diferencia entre un “real
thought” y un “no real thought”. A mí me salió así y seguro que está mal dicho
en inglés pero no voy a cambiar la realidad de los hechos. Lo que quería
decirle es que, para mí, los pensamientos que merecen tal nombre son los que
con explícita voluntad los traes a tu mente para reflexionar sobre algo. Todo
lo demás, ese batiburrillo que constituye el flujo de la conciencia y sobre el
que no tenemos ningún poder no constituiría para mí un verdadero pensamiento.
Éste, de un modo u otro, nace de nuestro deseo de pensar. No nos viene sino que
lo ponemos nosotros.
viernes, 9 de febrero de 2018
miércoles, 7 de febrero de 2018
Gen contra gen
En el ADN del sistema nervioso de mi ascendencia
materna hay un gen tranquilo y otro ansioso-angustiado. El primero es el que
domina claramente en mi madre y en mi tío P., y no estaba ausente en mi tía I.
y en mi tío M. El segundo, que probablemente es música de fondo en todos ellos,
es más que evidente en mi tío D., causa
segura de su titubeo al hablar y del temblor de sus manos, y en mi tío L., siempre
detrás de sus “explosiones” súbitas. Yo he heredado los dos y con mi gen
tranquilo combato mi gen angustiado.
lunes, 5 de febrero de 2018
De comedia en Nueva York
Aunque reconozco que es una actriz muy buena, aún
no le tengo cogido el punto a Anne Hathaway. Sus ojos inmensos (a este
respecto, pertenece desde luego a la categoría actriz-ojos, en la que están
Bette Davis, Susan Sarandon, Charlotte Rampling, Jacqueline Bisset, Marisa
Berenson) me despistan y siempre me parece un poco extravagante. El caso es que
en la película El becario, de Nancy Meyers, está perfecta con un Robert
de Niro igual de perfecto en la que la química entre ellos funciona a la
perfección. Cuando una comedia neoyorquina marcha bien, como es el caso de ésta, te
tonifica tanto como te relaja, y te vas entonces a la cama la mar de contento.
Si tuviste un día inquieto este tipo de películas es ideal. Son simpáticas,
sentimentales, amables, sencillas, inteligentes. Solo o acompañado, para una
tarde de domingo o para disfrutar por la noche, al verlas te dan ganas de irte a
Nueva York a vivir con su gente.
sábado, 3 de febrero de 2018
Vara de medir
¿Cuál será nuestra vara de medir las verdades si
no existe la Verdad, los bines si no existe el Bien, las bellezas si no existe
la Belleza? ¿Y si la Verdad fuera el Veraz, el Bien el Bueno y la Belleza el
Bello?
jueves, 1 de febrero de 2018
Hybris de género
La ideología de género es diabólica. Satán, el
padre de la mentira, es también el padre de la confusión. Donde ya no hay
género masculino ni femenino sino la confusión de los mismos, ¿no ha de ser rey
el ángel caído? Bajo esta luz me parece un acierto genial que Mel Gibson, en su
película La Pasión, haya presentado al diablo como una figura andrógina,
que por ser masculina y femenina a un tiempo no es ni lo uno ni lo otro ni todo
lo contrario, sólo confusión, mentira, enredo. Al eliminar la diferencia sexual
se eliminan los límites, el límite, y se cae en la hybris.
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