Chesterton remata su libro Ortodoxia con estas palabras: “Algo había que escondía (Jesús) de los hombres, cuando iba a rezar a las montañas: algo que Él encubría constantemente con silencios intempestivos o con impetuosos raptos de aislamiento. Y ese algo era algo que, siendo muy grande para Dios, no nos lo mostró durante Su viaje por la tierra: a veces, discurro que ese algo era Su alegría”.
Varón de dolores, de públicos dolores.
Varón de dichas, de íntimas dichas.
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