sábado, 5 de diciembre de 2009

Exacto

El adjetivo “exacto” que en varias ocasiones le sirve a José Miguel Ibáñez Langlois en su Libro de la Pasión para definir la, por decirlo así, posición de determinados actos y actores en la pasión de Jesús de Nazaret, su lugar medido y como ajustado a una planilla eterna que Dios tiene de su mano, me llevó enseguida a la reflexión que despliega Hans Urs von Balthasar en sus siete tomos de Gloria. Una estética teológica. Y es que la belleza, nos viene a decir el gran teólogo, es siempre una suma de justeza y reverberación, de forma y esplendor, de exactitud y resonancia, de número e infinitud, y esto lo rastrea él, genialmente, y en clave teológica, a través de la historia en la obra de distintos autores. Es un tema que me apasiona, y por eso pegaba un brinco feliz cada vez que Langlois hacía comparecer un “exacto” en su bello poemario, pues algo tiene que ver con ese universo de ideas que me es tan caro del gigante Balthasar.

1 comentario:

Jesús Beades dijo...

¡Grandísimo ese Libro de la Pasión! A mí me deslumbró la primera vez.