martes, 8 de septiembre de 2009

De puntillas

Hay asuntos que se poetizan solos. Iago, de 10 años, amigo de mi ahijado, camina de puntillas, sin apoyar el talón, desde que empezó a dar sus primeros pasos. Los padres lo consultaron con los médicos y parece que la cosa no tiene mayor importancia, aunque desconozco los detalles. Es algo curiosísimo. Parece que no quisiera lastimar al mundo, o a sí mismo, o que ensayara su futura vida de bailarín, o que no quiere hacer ruido al caminar, o que se prepara para alzarse sobre coturnos, o que quiere ver desde más alto, o que considera más débiles a los talones y los protege, o que es su modo de cursar un chis a los demás, o es que tal vez se sienta un inocente y bello fauno, o es que finge ser una drag queen infante, o es que prefiere el trote al mero caminar, o es que…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que tenga acortado el tendón de aquiles a estas alturas, y al apoyar el pie completo, si es que lo hace, tense demasiado el tendón y este origina que retorne a la postura originaria de puntillas. O por lo menos es lo que me suena, por un caso de una clienta de una niña de 7 años.
Por otro lado y como curiosidad, era una niña extremadamente inteligente para su edad, con un coeficiente de 13 0 14 años, y lo más importante, llena de vida y sin complejos.

RD.

Juan Antonio González Romano dijo...

A una de mis hijas le pasó lo mismo. Ahora anda de maravillas, con una sonrisa siempre en los labios. Tiene ya 13 años, y suele ser danzarina en sus andares, un punto saltarines cuando está alegre y bulliciosa. ¿Se nota que es mi hija?
Un abrazo, Suso.

Jesús dijo...

¡Que se va a notar, Juan Antonio! Nadita.
Un abrazo.