sábado, 26 de septiembre de 2009

En sí, fuera de sí

Vivir consiste en sobreabundar, en ser excesivo, en estar por encima de las propias posibilidades, en salir de sí mismo más allá de sí mismo. Este movimiento superabundante se balancea con el otro, el de estar en sí siendo exacta y concretamente el que se es, el que permanece cabe sí. En algún lugar de nosotros mismos se realiza la unidad “tensa” de estos dos movimientos, salir de sí siendo en sí y ser en sí saliendo de sí. Lo uno hace posible lo otro, lo uno es imposible sin lo otro. Sólo el cielo verá la realización perfecta de esto.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Un eslabón

Ser un eslabón más en la cadena de los que se amaron. Que no se rompa, que se haga fuerte, más fuerte, para que a ella se amarren los que nos sigan como lo hicimos nosotros con los que nos precedieron.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Visillo (3)

Cuando uno es sólo lo que la luz dibuja, cuerpoalma esculpido con claridad y rayo, se es entonces del todo, forma suya, silueta suya, carne suya, visillos nosotros de la luz más grande, y que tamizamos para los otros.

sábado, 19 de septiembre de 2009

El visillo (2)

Cedazo humilde para la luz, para la vida toda, que tú filtras, y así nada nos asalta y todo viene mansamente.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Recurrencias: sólo yo soy como yo

“Raro asunto
que entre la muchedumbre de los siglos,

fuese a tocarme a mí precisamente
este trabajo amargo de ser yo”
(Miguel D´Ors, El misterio de la felicidad)

“¿Por qué justo a mí tenía que tocarme ser como yo”
(Felipe, el amigo de Mafalda, en una de las tiras cómicas de Quino)

jueves, 17 de septiembre de 2009

Vida cristiana o el juego de la oca

Muchos son los que juegan con un dado que tiene en sus seis caras el número cinco, de modo que su recorrido por la vida cristiana es de oca en oca, es decir de sacramento en sacramento y ahora tiro porque es el momento. Así, primero es el bautismo, después la primera comunión, después la confirmación, después la boda, y, para finalizar, la muerte. Entre medias, nada, o asuntillos menores que de cuando en vez los llevan a la iglesia. ¿Cuántos serán los que, a falta de ritos civiles de paso, echan mano de los sacramentos de la iglesia para dar realce a los momentos cumbre de la vida? Acaso, como en una ocasión dijo Olegario González de Cardedal en un programa de televisión hace ya un montón de años, sea ésta una asignatura pendiente de la sociedad civil, demasiado deudora todavía de los ritos católicos y no propietaria de los suyos propios.
Al lado de estos están aquellos cuyo dado tiene en todas sus caras el número uno, de modo que desde el principio hasta el final no dan grandes saltos sino pasos diarios, pues la vida cristiana no es otra que la propia de todos los días. Entre sacramento y sacramento no hay hiato sino continuidad, un cristianismo no a tiempo parcial sino a tiempo completo, en todo tiempo. Es inconcebible en este caso andar a salto de mata, de momentazo en momentazo, pues el pan nuestro de cada día esperan recibirlo siempre de Dios, como quien se sabe de veras convocado al banquete de los hijos al menos cada domingo y fiestas de guardar, por decirlo ya en román paladino, y para cumplir, sí, no un “cumplo” y “miento” sino un “es para mí el mayor de los cumplidos que tú me convoques a tu mesa, Señor”.

martes, 15 de septiembre de 2009

Un rostro

Un prematuro envejecimiento puede sentarle bien a un rostro de treinta y cinco o cuarenta años, darle una bonhomía en la que se sumen la juventud aún no ida y la vejez tan sólo un poco anunciada.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Chunda, chunda

Un gran amante y practicante de la música clásica, allá en mis años salmantinos, compañero del colegio universitario, decía que la música pop, toda la que no es clásica en el sentido habitual de esta expresión, crece en torno a un chunda, chunda de fondo, una repetida e inagotable percusión. ¿Lo llamaba ritmo sincopado? Ya no recuerdo. Ayer, mientras escuchaba en Spotify a Billie Holiday, quise comprobar con cada canción si era así. En efecto, en el fondo, tras toda la arboladura musical, salta al oído ese chunda chunda continuo, persistente, tronco de todo las ramas que después despliega la canción. ¿Demérito? No, característica, sin más, aunque indica que estamos en terrenos más “fáciles” que los de la música clásica. Pero todo esto lo dice un ignorante. Lo que importa en cualquier caso es la emoción que nace de la belleza, y esta se halla aquí y allí, en lo pop y en lo clásico, en lo popular y en lo culto.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Varón de dichas

Chesterton remata su libro Ortodoxia con estas palabras: “Algo había que escondía (Jesús) de los hombres, cuando iba a rezar a las montañas: algo que Él encubría constantemente con silencios intempestivos o con impetuosos raptos de aislamiento. Y ese algo era algo que, siendo muy grande para Dios, no nos lo mostró durante Su viaje por la tierra: a veces, discurro que ese algo era Su alegría”.
Varón de dolores, de públicos dolores.
Varón de dichas, de íntimas dichas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

In corpore sano

Que el cuerpo no se haga cómplice de las ideas lúgubres. Que no se frunza el entrecejo ni se tense la mandíbula, que el sosiego facial sea siempre la compañía de un negro pensamiento. Que la mente mal dispuesta no encuentre nunca en el cuerpo un aliado sino un contrario, ese rostro apiadado y fuerte que nada quiere de lobregueces y melancolías.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El gran silencio

Viejecito, apergaminado, flacucho. Un hermano cartujo le aplica sobre la espalda, los hombros y los brazos una crema hidratante. Pocas imágenes en mi vida me hablaron más y mejor acerca de la ternura. Esto lo vi en el espléndido documental El gran silencio, de Philip Gröning, que retrata la vida de los cartujos en la Grande Chartreuse, la comunidad de referencia de esta orden, en los Alpes franceses. Hombres que habitan el silencio, se inundan de silencio, crean silencio, de modo que el vacío exterior los atraviese y obtenga el interior, y así se cumpla no sólo el “malas palabras no salgan de vuestra boca” (Ef 4, 29-30) sino también el que ninguna quede dentro buscando aliño. Sanear lo exterior para sanear lo interior, y para que éste, a su vez, revierta sobre el primero y cumpla el ciclo de la sanación. Ni maldad fuera ni dentro, y todo gracias a esa apuesta radical por el silencio, pautado por los rezos, las obras de cada día, en los que Dios se hace visible con toda su fuerza, no en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en la brisa, la que nace de lo callado, de lo apenas bisbiseado, de lo acuclillado en la reverencia muda. A mí no me importaría pasar por la prueba de este silencio riguroso durante una temporada. Creo que sería un bendito descanso del cuerpoalma frente a todo lo que en él es ruido y furia, para salir de él mejorado, con buenas palabras dentro y fuera, con espléndidas reservas de sonoro vacío, de vibrante y animosa mudez.

martes, 8 de septiembre de 2009

De puntillas

Hay asuntos que se poetizan solos. Iago, de 10 años, amigo de mi ahijado, camina de puntillas, sin apoyar el talón, desde que empezó a dar sus primeros pasos. Los padres lo consultaron con los médicos y parece que la cosa no tiene mayor importancia, aunque desconozco los detalles. Es algo curiosísimo. Parece que no quisiera lastimar al mundo, o a sí mismo, o que ensayara su futura vida de bailarín, o que no quiere hacer ruido al caminar, o que se prepara para alzarse sobre coturnos, o que quiere ver desde más alto, o que considera más débiles a los talones y los protege, o que es su modo de cursar un chis a los demás, o es que tal vez se sienta un inocente y bello fauno, o es que finge ser una drag queen infante, o es que prefiere el trote al mero caminar, o es que…

sábado, 5 de septiembre de 2009

Anciano de días

Anciano de días, de muchos días, de mil eternidades, antiguo, muy antiguo, con antigüedad sólo tuya, tan blanca tu melena, tan brillante tu barba, tan dichoso en tu juventud acumulada, en tus canas de infante, en tu dentadura perfecta de eterno marfil.
Anciano de días, niño de siglos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Fila-

Hoy, en un descuido, al pensar en los filántropos de seguido lo hice también en los filatélicos. ¿Será que algunos de los primeros hacen lo que los segundos con los sellos, buscar y coleccionar (actos buenos)?

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¡Ay!

Estoy sentado, leyendo, y oigo un ruidito. Una hoja del kiwi, a medias verde, a medias seca, cae en vertical, a palo seco, sin tirabuzón alguno. Sigo leyendo. Al rato, de nuevo otro ruidito. Otra hoja del kiwi, del todo verde, cayendo en vertical sobre el suelo, también sin floritura alguna. “Falta un viento que os acune y haga de vuestro desprendimiento un juego de vueltas, y virajes, y ondas, me digo. Quizá yo, ahora, con estas palabras mías, os doy la brisa que no tuvisteis al caer, atisbando, ¡ay!, el fin del verano”.

lunes, 31 de agosto de 2009

¡Oh, maravilla!

En tu rostro me abismo, igualmente en el tuyo, y en el tuyo también. Atravieso las puertas que tenéis abiertas, me planto ante las que permanecen cerradas. Vosotros, todos, mundos abisales. El abismo llama al abismo, el rostro llama al rostro. Aquí una pirueta, más allá una floritura, una fantasía, juegos malabares de las pestañas, los ojos, las mejillas, los labios, el mentón, la nariz, la boca, las comisuras, las arrugas, la piel tersa, las pecas, el vello. Me abres un camino y por él me lanzo. Me lo cierras, ante él me paro. Allí conquisto, aquí no encuentro. Pero sigo, pues son millones las caras, las aventuras faciales sobre los cuellos, bajo las frentes, cada uno una longitud de onda, una franja horaria, un sí, un no, un sí es no, un no es sí, me adentro, me detengo. ¿Qué pasa? Pasas tú, y tú, y tú también. ¡Oh, maravilla!

sábado, 29 de agosto de 2009

En busca del tiempo perdido

Cogí un libro de un estante, en la habitación de los invitados, y estaba forrado con plástico. Se produjo entonces un instante de magdalena y Proust, muy leve, nada grandioso. Vinieron a mi memoria los días de infancia en que forrábamos los libros escolares, a principio de curso, aquel olor maravilloso que desprendía el plástico duro, el más tieso, el que quedaba casi pegado a las cubiertas de los libros. Vuelvo a ver toda la operación. El despliegue del papel de forrar, la puesta encima del libro, abierto, la tijera deslizándose a su alrededor para cortar el trozo necesario, las dobladuras del mismo sobre los tres lados de cada una de las caras, y, ya por último, los pedacitos de celo que sujetaban el plástico y dejaban guarecido el libro. Y lo que más siento, no es su figura visual o táctil, sino la olfativa, aquel olor de principios de curso que lo ponía en marcha, lo inauguraba, prometiendo alguna que otra maravilla.

jueves, 27 de agosto de 2009

Siempre

Todo el tiempo el mismo tiempo, el mismo tiempo que cambia. Todo el punto siempre el mismo punto, toda línea la misma línea. Todo es aquí, todo es ahora, y allí, y después. ¿Qué sitio habitamos, qué planeta? ¿Dónde estamos cuando estamos, qué somos cuando somos?
Pon tu pié en mí. Agárrate. Ven, sígueme. Vayamos a rincones oscuros, olvidados. Deja atrás lo que no es tuyo, lo que estorba tu valor, lo que te evade y volatiza. Siempre en el mismo camino, asiendo la misma llama, siempre.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Dios de minucias

“Él cuida de todos sus huesos” (Salmo 34, 21).
“Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados” (Lc 12, 7).
Dios de minucias, Dios contable.
Dios entrañable.

lunes, 24 de agosto de 2009

Estados Unidos de América

Texas, Utah, Arizona, Minnesota, Idaho, Ohio, Kentucky, California, Alaska, Massachusetts, Oklahoma, Nebraska, Virginia, Oregón… Recitar la lista de todos los estados de Norteamérica, como el mejor poema posible, sintiendo que me arrastra la épica y la lírica de un país que mi ensueño maneja a golpe de western, de aventura, de límite y traslímite, de horizontes lejanos, de praderas inmensas, de bisontes y búfalos, de caravanas, de ranchos, de trenes de vapor, de paraísos de montaña, bosque y lago o de planicie, desierto y alturas rocosas… El vaquero que hay en mí coge su guitarra y nace la balada en mis labios, que paladean los nombres formidables de los Estados Unidos de Norteamérica.

domingo, 23 de agosto de 2009

miércoles, 19 de agosto de 2009

En la noche estival, un perro

¿Por qué siento, mientras espero el sueño, que el ladrido es el acorde perfecto en las noches estivales, de modo que sólo él y no otro le otorga un relumbre de plenitud y de misterio? ¿Qué tiene esa voz de perro para que deje en mí tales ecos, apuntadores de una felicidad infinita, de un “todo está bien”? ¿Era acaso, en el paraíso, un perro el que acunaba el sueño de Adán y Eva? ¿Ya entonces ladraba de alegría el mejor amigo del hombre al ver como se dormían nuestros primeros padres?

lunes, 17 de agosto de 2009

En un ser

Quejosa Santa Teresa por la tornabilidad de su ánimo, le pidió razones a Dios y obtuvo la siguiente respuesta: “En esta vida no podíamos estar siempre en un ser”. Nos lo cuenta en el libro de su vida. A día de hoy, me sigue pareciendo una frase maravillosa, y es de las que más se hace presente en mi memoria, estribillo ya de mi propia vida. En una línea, resume a la perfección aquello del libro del Eclesiastés: “Hay un tiempo para… y un tiempo para…”, que a modo teresiano, sonaría así: “Hay un ser par llorar, y hay un ser para reír; hay un ser para buscar, y hay un ser para perder”. Avanzamos por la vida atravesando tiempos, atravesando seres.

sábado, 15 de agosto de 2009

Verano

Uno ama el verano cuando lo es, es decir, cuando el sol, además de lucir, calienta en torno a los 25 grados como mínimo, cuando el cielo está despejado y las noches no son nunca frías aunque puedan quedar frescas, cuando le está permitido a uno sentarse en la hamaca, bajo la sombra de los kiwis, en las horas de la tarde, para leer a ratos y a ratos pasmar, y a eso de la ocho, incluso antes, agradecer la llegada refrescante de la brisa, cuando por la noche puede dejar la ventana de la habitación abierta y sentir los ladridos de algún que otro perro, que le suena a uno, sin saber por qué, como el acorde perfecto para esas horas. Si tiene lugar todo lo anterior, el verano aparece como la estación perfecta, por su generosidad, por su dicha. El sol ejerce un dominio saludable, vital, entusiasta, que pone morena al alma, más carnal que nunca, y uno siente que la felicidad está en los jardines, en las huertas, en los mares, en las frondas, en los patios interiores, en las fuentes y los ríos.

viernes, 14 de agosto de 2009

Albricias de agua

Escuchar música barroca y venírseme a las mientes la imagen de un arroyo saltarín y danzante es todo uno. El oído se llena de salpicaduras, chorros, burbujas, cascadas, y sólo por momentos de remansos, en los que la corriente toma fuerzas para, ¡hala!, arrancar por bulerías otra vez. Pinchas una colección de conciertos de los “…i” (Corelli, Scarlatti, Vivaldi, Monteverdi…), y al alma le entran ganas de un trote acuático, de un galope saltimbanqui y torrentero. ¡Albricias del agua, rizos de espuma!

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ángel guardián

Mi tío Perfecto, al ver como le sacaba a mi madre una pelusilla de la chaqueta, me dijo: “eres el ángel guardián”. Durante los días que estuvo aquí de vacaciones, cada vez que se despedía, el saludo era “hasta luego, ángel guardián”. Hoy, que se marcha de vuelta para Puerto Rico,donde lleva más de treinta años ejerciendo el sacerdocio, reflexiono sobre ese honor concedido y pienso que se ha convertido, ahora, en una impremeditada encomienda. “Sé un ángel guardián”, oigo que me dice un eco deudor de las palabras de mi tío.

martes, 11 de agosto de 2009

El panteón

La lectura en Las inclemencias del tiempo, de Andrés Trapiello, de su experiencia en el Panteón de Roma, me retrotrae a la mía, que fue, quizá, o sin quizá, la más gozosa que me brindó la ciudad tiberina. Al entrar y verme acogido por tan inmensa cúpula, con su abertura central, un ojo para el cielo, quedé fascinado y sobrecogido con emoción profunda. Ningún otro lugar romano pidió de mí sentirlo muy despacio, enteramente. Estás bajo una bóveda cuya clave es una ausencia, una abertura que te asciende al cielo o te lo baja a las manos, asentándote al mismo tiempo en una horizontalidad perfecta. Aquí se ha conseguido un espacio esférico sublime, cuya apertura cenital te hipnotiza. Lo miras, te mira, lo miras, te mira, y no te cansas nunca.

viernes, 7 de agosto de 2009

Sabela a cambio de Bruce

El precio, 72 euros, impidió que fuese al concierto de Bruce en Santiago el pasado domingo, 2 de agosto, lo que a cambio permitió a mi hermana María, que si fue, pedirme que acostase a Sabela, su hija mayor, de cinco años, y muy querida sobrina mía. Ambos, puestos los pijamas, nos embutimos en la cama de sus padres, privilegio que obtuvo Sabela esa noche. Lo primero de todo, la lectura de dos cuentos, Y la luna sonrió, de un tal Petr Horácek, y Russell el borrego, de otro tal Rob Scotton, cuyas historias sobre el sueño no pretenden sino eso, poner a dormir a los niños. Sabela, además de escuchar quería ver las ilustraciones, magníficas, por lo que tuve que desplegar los cuentos ante sus ojos. Creo que hice una lectura correcta, con un ritmo y un tono adecuados. “Ahora esperaremos a que venga mamá”, me dijo Sabela en cuanto terminé de leer. “No sé tú, pero yo no pienso esperarla despierto así que me voy a dormir”. “¿Y así como vamos a saber que viene?” “Ya nos despertará ella”. Nos giramos entonces, quedando frente a frente, y cerramos los ojos, yo con la intención de hacer mutis por el foro en cuanto ella quedase dormida. En un primer intento, al sentir que su respiración era más profunda, medio abrí los ojos y empecé a deslizarme fuera de la cama. “¿No duermes?” “Sí, sí que duermo”. Primer intento fallido. Unos minutos más tarde me lo propuse de nuevo con la intención de que ahora sí. Me sorprendió nuevamente, pero le dije que iba al baño y que enseguida volvería. “No tardes”. “Vale”. No tardé, volví, y ya estaba perfectamente dormida.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Los muertos

Ciertas figuras, al alejarse, se acercan, los muertos por ejemplo, y sólo así los conocemos, porque en ésa su distancia crean el espacio que permite que nuestros ojos vean lo que de otro modo nunca verían. Pero puede pasar toda una vida antes que tal cosa ocurra, durante la cual, el muerto frente a nosotros y nosotros frente al muerto, buscamos acomodo y ajustamos los ojos. Entonces, y sólo entonces, tiene lugar el encuentro.

domingo, 2 de agosto de 2009

La esfera y la cruz

Una de las tendencias irrefrenables del cristianismo en todos los momentos de su historia es la de plegar hacia dentro los brazos de su cruz, de modo que, dejando de ser frente abierto en todas las direcciones, se convierta en esfera, donde se consigue la perfección al precio de no dejar entrar ni salir la vida: expulsada ésta, el cristianismo se convierte en sistema, un organigrama dogmático y social que asfixia al Viviente. Pero éste puede siempre más, y a través de sus santos centrífugos consigue que vuelvan los maderos a su posición, la que se extiende hacia el norte y el sur, el este y el oeste, hacia delante y detrás, hacia arriba y abajo, cruz que expande la vida y rompe todas las esferas.

miércoles, 29 de julio de 2009

Mirar, comer

La belleza que vemos, sólo la vemos, o la escuchamos, o la olemos, o la tocamos. Nunca, en cualquier caso, la comemos. ¿No quedamos así faltos de algo esencial? Simone Weill lo dijo excepcionalmente bien en La gravedad y la gracia: ”El gran dolor del hombre, que comienza ya en la infancia y que prosigue hasta su muerte, lo constituye el hecho de que mirar y comer son dos operaciones diferentes. La beatitud eterna es un estado en el que mirar es comer”. La relación sexual nos deja en el borde de este deseo, el de “comernos” al ser amado, el de ser comidos por él. Un beso, profundo, apasionado, ¿no es el amago de un mordisco, de un arrancamiento e ingestión de un trozo del cuerpo venerado? Al “mirar, tocar, besar, lamer, morder”, de Félix Grande (Las Rubáiyátas de Horacio Martín) , le faltaría un “comer” que completase el crescendo del amor y el deseo.
Me pregunto si, cuando comemos y bebemos el cuerpo y la sangre de Cristo en la eucaristía, no se anticipa lo que, según Simone Weill, será una realidad en el cielo, la unidad del mirar con el comer. Cristo, el admirable, el mirable, es también el comible, por puro amor suyo hacia nosotros, a nuestras necesidades y anhelos más profundos. Él, que se ofrece a la vista para que nos gloriemos con su belleza, se ofrece a nuestra boca para que nos saciemos, comiéndola, de esa misma belleza. Su entrega total hace posible que mirar sea también comer.

lunes, 27 de julio de 2009

Pronta la sonrisa

Pronta la sonrisa, lo tuvo pronto todo, su ser entero en los labios, para entregarlo.

jueves, 23 de julio de 2009

Orgullo

“Si tuviera un solo sermón que predicar, sería un sermón contra el orgullo”. Así comienza Chesterton un pequeño ensayo cuyo título es, precisamente, Si tuviera un solo sermón que predicar (Correr tras el propio sombrero (y otros ensayos)) . Puesto en tal extremo, acaso yo hiciera lo mismo.
La lujuria sin orgullo sería menos lujuriosa, la gula sin orgullo sería menos golosa, la avaricia sin orgullo seria menos avariciosa, la pereza sin orgullo seria menos perezosa, la ira sin orgullo sería menos iracunda, la envidia sin orgullo sería menos envidiosa. Los seis pecados capitales serían menos capitales sin el séptimo, el orgullo, el más capital, el capitán de los pecados.
Por contra, la castidad sin orgullo sería más casta, la templanza sin orgullo sería más templada, la generosidad sin orgullo sería más generosa, la diligencia sin orgullo sería más diligente, la paciencia sin orgullo sería más paciente, la caridad sin orgullo sería más caritativa. Las seis virtudes capitales serían más capitales con la séptima, la humildad, la más capital, la capitana de las virtudes.
El orgullo, o soberbia, siempre es ese plus, ese “más” que hace que lo malo sea peor e impide que lo bueno sea mejor. ¿Por qué? Porque lo suyo es decir: “Miren ustedes, lo peor de la ira, pongamos por caso, no es la ira en sí sino lo que yo me afirmo en ella, lo que yo me subrayo en ella, lo que yo me chuleo en ella, lo que yo, lo que yo, lo que yo… Y la excelencia que podría alcanzar la generosidad, pongamos por caso si hablamos de las virtudes, no la alcanza porque yo me afirmo en ella, yo me subrayo en ella, yo me chuleo en ella, yo me, yo me, yo me…”.
El orgullo, o soberbia, es el específico, muy específico, pecado del yo, del me, del mí, que se hincha y se hincha. El yo se muere de sí mismo. Tan orgulloso está.

miércoles, 22 de julio de 2009

Que la vida iba en serio

Llegas, con los años, a un ámbito de seriedad, de infinita seriedad ("Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde", Gil de Biedma),  que erguida siempre, sabe también descansar; que siempre alerta, sabe también aligerarse; que al quite siempre de todas las preguntas, sabe también hacer del silencio la mejor respuesta.

(Y aquí, Las meninas)

miércoles, 15 de julio de 2009

Se muere la letra

Se muere la letra por ser espíritu.
Se muere la letra y es espíritu.
Ya no mata la letra.
Es espíritu.

martes, 7 de julio de 2009

Un cordero

Araño y no acaricio, Señor. Me sale la garra, quizá porque tengo los nervios en punta, porque duermo poco, porque qué se yo que más razones. ¿Dónde queda el hombre manso que quiero ser,  al que no importan qué diablos se le acumulan porque siempre los vence? Si, araño y me araño, sediento de tu mansedumbre, de no ser más que un cordero que duerme y se arrellana en tu corazón.

sábado, 4 de julio de 2009

Garfield

La pereza, pecado capital, reconvertida en virtud capital. Me gustaría poder hacerlo, meterle aquí un buen gol al diablo, más que nada para poder tumbarme a la bartola el resto de mis días y no hacer absolutamente nada, sólo dormir, soñar, contemplar, respirar, ponerme de lado cuando me cansé de estar de frente, dar otro giro, pasados veinte años, y ponerme de espaldas, postura que seguro me cansaría tras otros veinte años, lo que, ¡oh puñetas!, me obligaría a un nuevo giro para quedar nuevamente de lado, aunque ahora del otro…
Creo que me voy a encomendar a San Garfield para lo que me quede de vida.

viernes, 3 de julio de 2009

MÁS

Las realidades de la vida dan de sí lo que les es posible dar. Un buen vino, una balada de Bruce, un amor duradero, un puesta de sol en la playa, un amigo fiel, una de John Ford, el cuerpo cálido de un niño, la charla amistosa en una terraza de verano, un paseo por el Bósforo, la sonrisa de ese ser que te ama y al que amas, el chocolate, Katherine Hepburn, la santidad de una madre, la ternura de un padre, el cielo, las nubes, el fulgor de la desnudez, una novela de Álvaro Pombo, aquel poema de Auden -Postscript-, la camaradería en el trabajo, una tarde de lluvia, un brillo en la pared, las ardillas, Odilon Redon, la brisa entre las hojas, el canto de los pájaros, una ruina abandonada: dais de sí lo que tenéis, muchísimo, tanto que parece suficiente para calmarme y quedar yo saciado. Pero, ¡ay!, mi hambre es infinita… Quiero más. MÁS.

jueves, 2 de julio de 2009

Cópula frontal

No sé si somos los humanos los únicos seres vivos que copulamos dándonos la cara y no cubriendo el macho la espalda de la hembra, como parece ocurrir en la mayoría de los vertebrados, tal vez en todos. Eso indicaría que el acto de mayor intimidad sexual, el consumador, está llamado a ser en la pareja humana un encuentro personal, una compenetración que, máxima en la zona púbica, pide también serlo en la zona ocular, en la bucal, en esa parte de nuestro ser que más intensamente nos muestra. Por ser frontal y no un “ataque” por la espalda, el acto sexual interhumano debería ser siempre por eso encuentro y nunca colisión, nunca agresión, nunca traición. Los traidores, en el viejo oeste, disparaban por la espalda. Ya que no pueden copular sino de frente, el hombre y la mujer deberían dejarse enseñar por la fisiología para no convertir nunca este cara a cara en nada que no sea un acto de amor.

lunes, 29 de junio de 2009

Atrevidos

Hay una oración de la liturgia de las horas en la que se implora a Dios para que nos conceda “aun aquello que no nos atrevemos a pedir”*. Sorprendente, y maravilloso. ¿Cuáles podrían ser esas cosas que no nos atrevemos a pedir de modo que sólo podamos esperar recibirlas de él mediante el rodeo de decirle que, también eso, lo que no osamos pedirle, nos lo dé? Esta oración, además de expresar una suma delicadeza ante Dios, un respeto profundo, ¿no nos invita también, aunque sólo lo haga muy sesgadamente, al atrevimiento, como si Dios se expresase en estos términos: “Confía en mi amor, hijo mío. Puesto que quieres amarme más de lo que me amas, destierra de ti el temor y sé osado, háblame con franqueza, con total libertad. Que tu reverencia hacia mí no ahogue tu familiaridad conmigo. Soy tu padre: habla claro y pídeme eso que no te atreves a pedirme”? De esta guisa, sería Dios siempre el único verdaderamente “atrevido”, el que nos estaría urgiendo una y otra vez a serlo también nosotros, atrevidos, pues esto significaría que nuestra confianza en él, nuestro amor por él, serían todo lo grandes que él quiere que sean. Lo amamos mucho, luego nos atrevemos mucho. Dios nos quiere así, atrevidamente amantes, amorosamente atrevidos.

*Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

jueves, 25 de junio de 2009

Recurrencias: con uno basta

“Que por mí sólo muriera
Dios, si más mundo no hubiera.”
(Calderón de la Barca, La devoción de la cruz).

“Te han dicho también que Jesús murió por ti, por tu alma, pero tú no has sabido que tenías el derecho, y aún el deber, de imaginarte sola en el mundo, en el sentido que, si tú fueras la única hija de Adán, la Segunda Persona divina se habría encarnado, se había hecho crucificar por ti.”
(Léon Bloy, Diarios, 15 de noviembre de 1912).

“Si j’avait été seul au monde, Dieu y aurait fait descendre son Fils unique afin qu’il fût crucifié et qu’il me sauvât.”
(Julien Green, Le miroir intérieur. Journal 1950-1954).

martes, 23 de junio de 2009

Bruce

Su voz terrosa, con ese punto ríspido que es al mismo tiempo muy cálido, deja en mi ánimo una extraña mezcla de gozo y melancolía, que me conmueve profundamente. ¡Ah, Bruce, qué hermosa se siente la vida al toque de tu voz! A quienes quedamos imantados por figuras que nos parecen paternas, o primogénitas, Bruce se nos presenta como un padre o hermano mayor adorable. Es un hombretierra cuyo calor buscamos.
¿Qué vacíos colma, que heridas cierra, que dolores alivia Bruce para que me llegue tanto?  Sé porque eres llave y entras en el ojo de cerradura que tengo dentro de mí, donde indiscerniblemente me dañas y me salvas, me entristeces y me alegras, me haces derramar lágrimas de gozo y dolor.

domingo, 21 de junio de 2009

Léon Bloy (3)

“Fuego soy apartado, y espada puesta lejos”, dice la pastora Marcela en El Quijote. Así quiero tener yo a Bloy con respecto a mí, como fuego, pero un poco apartado, para que me ilumine sin quemarme, como espada, pero un tanto lejos, para que su filo relampaguee sin cortarme. Acaso la quemazón y el corte serían beneficiosos para mí, me harían un daño saludable, pero, ¡ay!, la duda persiste. Demasiado abismal, demasiado selvática su entrega al sufrimiento: mi sensibilidad no lo soporta. Sé que lo hizo por amor a Cristo, por amor a María, que es necesario que haya hombres y mujeres que, llevados de un amor colosal al Siervo Sufriente de Yahvé, completen lo que falta a su pasión. Sin ellos, la obra redentora se vendría abajo, no continuaría, todo quedaría falseado. Todo esto lo sé… Pero hay estilos, otros estilos. El de Bloy me lastima y me confunde. No puedo tenerlo por eso en la cocina de mi casa, con Chesterton y Péguy y Bernanos y Lewis y tantos otros. Eso sí, le reservo una muy cómoda habitación, aunque un poco apartada.

jueves, 18 de junio de 2009

Léon Bloy (2)

El completar “lo que falta a los padecimientos de Cristo” (Col 1, 24) adquiere en Bloy una crudeza insoportable. El autor francés se tiró de cabeza, de corazón, de espíritu, en ese “lo que falta”. Pidió ser clavado con Cristo, pidió llorar con La que llora (así se titula uno de sus libros, dedicado a la Virgen de La Salette), y obtuvo el “hágase”. Confieso que me da miedo, que casi me espanta, o sin el casi, esta generosidad extraordinaria de Bloy. Un texto entre muchos: “He sufrido voluntariamente y por formal promesa, desde hace unos treinta y seis años, mucho más de lo que puede imaginar usted, mucho más de lo que haya dicho o escrito, y no quisiera, por todo el oro del mundo, no haber tenido esta vida terrible que me ha puesto en el umbral de la Alegría” (Diarios, 27 de febrero de 1911). Yo aquí no hago pie, porque, ¿quién hace pie en un abismo, abismo de amor y dolor en este caso? Mierdecilla que es uno al lado de esto, claro.

miércoles, 17 de junio de 2009

Léon Bloy (1)

Sobrevivir a Picasso, decía el título de una película. Sobrevivir a Bloy, el de los Diarios, digo yo ahora, pero para vivir sobre él, de él, si bien tomando distancia frente a sus enormidades, que no son pocas, porque Bloy, como León que es, ruge, y muy fuerte, si bien al mismo tiempo te acaricia poderosamente. ¡Qué hombre, qué coloso del dolor, que titán de la aflicción, qué hércules de la miseria, qué testigo del Absoluto, de Dios, de Jesús, del Espíritu, de María, de los santos! ¡Ah, Bloy, me has arañado pero bien, como muy pocos lo hicieron, Péguy, Bernanos, tus compatriotas franceses!

martes, 16 de junio de 2009

Hijo de p...

La iglesia tantas veces puta, claro. Pero, a este respecto, yo prefiero ser hijo de puta que hijo de nadie. Pues sólo el que no renuncia a ser hijo de tal madre puede hacer algo por ella, devolverle la pureza, sacarla del burdel, cosa que sólo conseguirá si él mismo logra escapar de él. ¿O es que no soy yo acaso tantas veces la puta?

domingo, 14 de junio de 2009

Peregrinos, madre

Mi madre, que no fue al mundo, está viendo como el mundo viene a ella. De siempre, los viernes por la mañana limpia la iglesia y cambia las flores. Ahora, con casi 83 años, ya no lo hace sola. Desde que se abrió la ruta de la plata como ruta peregrina hacia Santiago, la que arrancando de Sevilla, sube por Extremadura, Salamanca, Zamora, Ourense y remata en Compostela, Silleda, mi pueblo, ve pasar decenas de peregrinos, sobre todo en esta época. Muchos visitan la iglesia, rezan, y, aquí quería llegar, hablan con mi madre y sus amigas. Este último viernes, por ejemplo, fue una pareja alemana que se expresaba muy bien en español. Otro día un grupo de portugueses. “Hai moita fe no mundo”, comenta mi madre, que ve arribar a sus orillas estas olas de fe internacional. Y le encanta, claro. Y a mí, que lleguen, que mi madre lo viva y que me lo cuente. Así, de manera tan sencilla y vivaz, la catolicidad de la fe se la sirve Dios en bandeja a mi  madre, ella, que apenas si salió de casa.

viernes, 12 de junio de 2009

¿Qué éxito?

Al que se siente escritor, escritor llamado, ¿no debería darle un ardite obtener o no éxito, si sabe que, habiendo dejado salir de sí las palabras pedidas, ha cumplido la voluntad del Padre? Pero no para quedar instalado en una paz olímpica, sino cristiana, muy cristiana, a la pata llana, con todos sus avatares.

jueves, 11 de junio de 2009

Levedad

Contra gravedad, levedad, levadura, alzamiento, pasos en la luna que son saltos de gigante. Tuve una época en que tal habilidad fue recurrente en mí, allí donde se forjan las quimeras.

miércoles, 10 de junio de 2009

Jesús

Les extraña a los alemanes que aquí, en España, utilicemos el nombre de Jesús para nombrar a tantos y a tantas: a lo largo y ancho de nuestra geografía se cuentan por miles los que se llaman Jesús y Mª Jesús. Para ellos, tal nombre sólo puede llevarlo el hijo de María y de José, hombre único que, por ser quien fue y quien es, merece que sólo él y nadie más que él sea nombrado así, Jesús. Es como si, de la misma manera que el Señor dijo “no llaméis a nadie ‘Padre’ vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo” (Mateo 23, 9), entendieran nuestros vecinos germanos que lo mismo habría que hacer con el nombre de Jesús. Una razón con fundamento, desde luego.
Pero creo yo que tampoco carece de fundamento ni deja por eso de ser razonable nuestro uso hispano. Hay en él, en las antípodas del alemán, otro sentido del homenaje con respecto al nombre de Jesús: si los primeros lo reservan en exclusiva para quien fue y es insuperablemente excelente, los segundos, nosotros, lo desparramamos sobre muchos y muchas en razón de esa misma insuperable excelencia, para quedar animados, protegidos, impulsados por ella. Si Cristo no retuvo nada para sí, pues lo dio todo, ¿por qué no había de dar, de darnos, también su nombre, el dulce nombre de Jesús?
Ambas costumbres se complementan de manera perfecta, basándose en lo mismo, el amor a Jesús: que nadie sino él, por ser quien es, se llame Jesús; que muchos, por haber sido él quien fue, se llamen Jesús, como se complementan el silencio y la palabra.

sábado, 6 de junio de 2009

viernes, 5 de junio de 2009

Y rey

Sacerdote, profeta… y rey, ¡rey! Pues entonces:
Miedo mío, ¿cuándo grabarás en tu corazón el aviso de nuestro Señor: “¡Ánimo!, que soy yo; no temáis”?
Ansiedad, ¿por qué esas ganas de perderte en el desasosiego? Te lo suplico, mejor, te lo ordeno: pon paz en tu casa.
Obsesiones, ratas feas, convertidas os quiero ya en ardillas presumidas.
Y ahora, venga, retiraos, que mía es la tarde y vuestra la tarea.

miércoles, 3 de junio de 2009

Dad razón

Estad “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza”, leemos en 1 Pe 3, 15.
Sí, y tantas veces no será esa razón más que el balbuceo ininteligible de un cristiano tímido, o el exabrupto de un cristiano susceptible, o la sentencia inapelable de un cristiano magisterial, o el quedarse sin palabras ante un no saber qué decir de un cristiano dialécticamente inhábil, o el grito de un cristiano sanguíneo que quiere así dar más fuerza a su argumento, o… ¡cuántos “o” se podrían añadir aquí! No, no tendremos siempre a mano una razón perfecta y redonda que, por nuestra boca, salga como palabra igualmente perfecta y redonda. Cada cristiano dará la razón que pueda dar, y Dios tampoco le pide otra cosa, es más, justamente le pide sólo ésa, justamente ésa que sólo él puede dar, tan suya, acaso pobre, insuficiente, inhábil, balbuciente unas veces, acaso demasiado defensiva y abrupta, gritona y sentenciosa otras. Porque “al creyente que razona, dice Henri de Lubac, no se le ha prometido ser siempre lógico riguroso, ni hábil analista, ni sabio perspicaz, ni profundo filósofo. Aun siendo buen razonador, su técnica puede ser defectuosa. No es cosa que avergüence hacer esta confesión” (Por los caminos de Dios). Sí, es muy fácil comprobar día a día cuán defectuosa puede ser nuestra técnica. Pero también este logos imperfecto y tan poco sabio de tantos cristianos cumple su papel, acaso tan fecundo o más que el de los teólogos más geniales. ¿Qué sabemos nosotros acerca de todos los millones de razones y de logos que cada día ponen sobre el mundo cristianos de todo pelaje y condición, que, acaso muy incompetentes en su forma, no lo son en su fondo y dan así un fruto magnífico?

martes, 2 de junio de 2009

Suéltame

Suéltame, cariño, y déjame volar, hazme volar, impúlsame a volar. Sólo cuando veas que me he ido muy lejos, tanto que pueda perderme, y perderte, tira de mí y llévame como un globo feliz de tu mano.

lunes, 1 de junio de 2009

Agujeros negros

La historia tiene sus agujeros negros, bocas trituradoras de millones de hombres, mujeres y niños. El siglo XX fue el gran especialista en ellos, con el nazismo y el estalinismo a la cabeza. Es difícil asomarse a estos sumideros y seguir manteniendo la cabeza y el corazón firmes. El Mal, que quiere y consigue ser escrito con mayúscula, se presenta en ellos con tal escalofriante realidad, que Jorge Semprún, preso en el campo de concentración de Buchenwald durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo que apelar a la categoría “del Mal radical” para poder describir el extremo al que se había llegado con el nazismo (Jorge Semprún, La escritura o la vida) .
¿Dónde habrá un “agujero blanco” al que asomarnos para recuperar la firmeza de la cabeza y el corazón, uno que no niegue el negro sino que, asumiéndolo, de algún modo lo ilumine y lo venza? Allí donde, habiéndose dado otro Mal radical, se hubiese operado al mismo tiempo una Salvación todavía más radical, de modo que el primero hubiese sido vencido desde dentro por la segunda. Tal situación, desde la perspectiva de la fe, se dio (se da) en Jesucristo muerto en la cruz, resucitado y sentado a la diestra de Dios Padre.
El pecho de Jesús sería nuestro agujero blanco, y en él, como discípulos amados, nos recostaríamos para oír, en su fondo, los alaridos, las torturas, el sinsentido, la perdición, el “mal radical”…, pero ya rescatados, traídos a casa y curados. Su pecho sería la única respuesta. Al martilleo de los agujeros negros opondríamos el latido de su rojo corazón, de su blanco pecho.

jueves, 28 de mayo de 2009

Entre yo y yo

Diferidos, retardados, apartados de nosotros mismos, nunca nos alcanzamos. Donde estamos no estamos, donde somos no somos. Como consecuencia de aquella fractura que los cristianos llamamos pecado original, sufrimos esta disidencia continúa entre nuestra retaguardia y nuestra vanguardia, entre nuestro ser y nuestro ser. Nunca ocupo del todo mi espacio. Nunca estoy del todo presente en mi presente. Hay un hiato, una diástasis, entre yo y yo.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Un latido

No encontrando almas buscó cuerpos, se demoró en ellos, los huroneó hasta el agotamiento, se hizo íntimo de cada poro, de cada cutícula, hasta que un día, sin saber cómo ni por qué, un latido lo llevo hacia dentro.

martes, 26 de mayo de 2009

Roto

Cada vez que me abrazas me rompes el alma. Hazlo siempre así. Quiero estar roto en tus brazos.

domingo, 24 de mayo de 2009

Camino, verdad y vida

Hay quien se propone como camino, pero no ofrece verdad ni vida.
Hay quien se propone como verdad, pero no asegura vida ni dice el camino.
Hay quien se propone como vida, pero sin camino ni verdad.

Él se propone como verdad y vida diciendo: Yo soy el camino.

sábado, 23 de mayo de 2009

lunes, 18 de mayo de 2009

Crecer

Poco avío: un milímetro de pelo, un centímetro de carne, un decímetro de alma... Por eso nos lanzamos a la vida, para sumar kilómetros y crecer, crecer, crecer...

domingo, 17 de mayo de 2009

Resistir

Hay cosas que Dios no nos deja resistir para que sólo las podamos resisitir en Él. Derribados de nuestros intentos por comprender, nos levantamos sólo cuando volvemos a ser hijos que aceptan lo incomprensible, aunque la incomprensión siga doliendo.

sábado, 16 de mayo de 2009

miércoles, 13 de mayo de 2009

Tanto y de tal modo

Justo la encontró cuando no tenía disfrazado el rostro, sino limpio, abierto de par en par. Entonces la conoció. Que ella volviese después a sus máscaras no le impidió retenerla ya para siempre tal y como se había entregado ese día inolvidable. En vano volvió ella tras su empalizada. Se había dado tanto y de tal modo que era imposible que no quedase entera y eterna en el corazón de David.

lunes, 11 de mayo de 2009

Inspiración

Lo que después aparece como inspiración no es más que lo que la abeja interior ha ido libando en el ínterin de la ausencia, hasta colmar el panal. Una vez llenas todas las celdillas, brota de pronto un día la miel, rebosante, y nos parece un milagro. Pero no es tal, a no ser que llamemos milagro al trabajo callado y oculto de esa abejilla nuestra.

jueves, 7 de mayo de 2009

Apretón

Entiendo que un buen apretón de manos es aquel en que las manos de los que se saludan no quedan a medio camino sino que llegan hasta el final, allí donde los ángulos que forman el pulgar y el índice chocan con ganas. Todo lo que sea pararse antes y cogerse simplemente los dedos, como temiendo un contagio, está lejos de ser ese buen apretón que a uno le gusta. Tampoco se trata de romperse los huesecillos, claro, sino de permitir que las manos se abracen de veras.

lunes, 4 de mayo de 2009

Prejuicios

No te hagas cruces por tener prejuicios. Ocúpate sólo de que estén mal atornillados, de modo que la realidad pueda derribarlos de un solo golpe.

miércoles, 29 de abril de 2009

De cine, en Villa Borghese

Volvía de Villa Giulia, hermosa casa renacentista, con un no menos hermoso ninfeo, una estupenda colección de cerámica etrusca y demás lindezas. Cansado, pensaba tumbar mis huesos junto al lago de Villa Borghese y, allí, abandonarme. Pero como la vida, para mal y para bien, es un fuera de guión perpetuo, apareció un regalito que me detuvo: un equipo de cine preparaba el rodaje de una escena. ¡Al fin iba a poder cumplir uno de mis sueños, asistir a un "cámara, acción"! ¡Y menudo despliegue para una escenita de apenas unos segundos! Una mini carpa, luces, sonido, más de una docena de técnicos varios, voces por aquí, voces por allá, uno que se duerme -seguro que estaban en pie desde las 6 de la mañana-, los papás de los niños que intervenían en la escena, muy emocionados, y ella, una mujer madura, hermosa, a la que la maquilladora daba los últimos retoques. Sólo una frase, unos segundos, frente a un vendedor de helados, y al fondo el lago. Y oigo un Virna. "Oye, Virna", "mira, Virna", "tienes que colocarte aquí, Virna". ¿Virna Lisi, pensé, la que había bordado su papel como Catalina de Médici en La reina Margot? Esperé, curioso, divertido, sin perder detalle. Al fin, todo estuvo dispuesto. Vino el de la claqueta y pronunció el mágico "cámara, ¡acción!". Virna mira a la cámara y pronuncia una frase, inaudible para los presentes. Y ya está, THE END. Pero yo debía salir de dudas y saber ante qué Virna me encontraba. "Scusi, ¿Virna Lisi?", pregunto a uno de los técnicos. Y asiente. ¡Guau!
Roma, también de cine, en Villa Borghese.

martes, 28 de abril de 2009

Fuera de mí, en Roma

El regreso de Roma supuso tomar conciencia de la total desconexión con mi vida diaria que supuso el viaje, y no sólo en lo que se refiere a su rutina, sino también, y sobre todo, a lo que tiene la vida de casa y nicho, espaciotiempo en el que se vive y se muere cada día. Roma supuso ser hombre que anda y que ve (detrás venían los otros cuatro sentidos), completamente absorbido por las piernas movientes y los ojos observantes. Y nada más. Ni rastro de pesadumbre, miedo o ansiedad alguna, de mis sapillos y culebras de cada día. Ya digo, ni rastro.
Sólo yo en Roma, sólo Roma en mí. Salí de mi espaciotiempo habitual y me coloqué en otro, no mi casa ni mi nicho, un estar fuera de mí que era también, a su manera, un gozar de mí.

lunes, 27 de abril de 2009

El guiño de Roma

El guiño de la putana, ¿de quién si no? Vestida de negro con discreta elegancia y un cigarro en la mano, nada señalaba en ella su condición. Cuando ya estábamos a tiro de ojo y nuestras miradas se cruzaron, ¡flash!, vino el guiño, experto, profesional, como si nada y como si todo. Mi mente se puso a funcionar para deducir lo único que era posible deducir, no sin antes comentárselo a Ángel, quien me lo confirmó. Él sabía que en el Trastévere, por donde callejeábamos, ellas hacían su calle. Que una putana de Roma te guiñe el ojo no es cualquier cosa. Es como un guiño historiado, milenario, la Roma puta o la puta Roma insinuándose, por decirlo así, a lo grande y lo tremendo. Y es que Roma es grande y tremenda. Pienso ahora que estaría bien haberle devuelto el guiño, darse la vuelta y observar su reacción: ¿una sonrisa, anillos de humo, un ademán lascivo?
Nosotros seguimos nuestra ruta, en busca de la iglesia de Santa Cecilia que alberga una escultura de esta santa tal y como fue encontrada en las catacumbas calixtinas: talla excepcional, en mármol, de una mujer degollada, obra de Maderna.
Imaginemos que ella, la putana, se llamaba también Cecilia.

domingo, 26 de abril de 2009

Roma

Roma canela y azafrán, teja y oro viejo, el color de sus calles, de su vida a pie de ruta y aire, de vista y peatón, gastado tantas veces y por eso tantas veces más hermoso todavía. Con esta gama en los ojos, entras en las basílicas y te encuentras al hermano mayor y noble, el oro de su mosaicos bizantinos, nunca gastado, siempre en luz, al vivo.
Vida que se gasta y luce en la calle, vida que se preserva y luce en los templos, ¡oh Roma, vieja y nueva, siempre canela y oro!

jueves, 16 de abril de 2009

Peldaño

Tristeza peldaño: aquélla por la que se sube la escalera de la alegría.
Cámbiense en esta ecuación los términos correspondientes y se obtendrán todas las escaleras de la vida.

miércoles, 15 de abril de 2009

Boomerang

El beso que te doy
es el beso que me doy.
Al consolarte,
me consuelo.
Para amarme
te amo.
Perdona esta debilidad mía
de buscarme en ti.

Si me perdonas, me perdono.

martes, 14 de abril de 2009

Miedo echado a rodar

Te ofrezco
el miedo de todos los días.
Te pido
la esperanza de todos los días.

El miedo es ese hijo extraño que criamos los ansiosos. Con el tiempo, con ayuda, con disciplina, vamos sabiendo qué hacer con él, no quedar sometidos a su arbitrio. Si en momentos determinados no lo conseguimos, siempre podemos echarlo al circuito por el que ruedan las gracias de Dios, de modo que, en sus manos, se transforme en bien para alguien, conocido o desconocido, ¿qué importa? Lo que es cardo dentro de uno, echado a ese maravilloso campo que es su seno, puede ser dentro de otro flor, fruto, diamante.

lunes, 6 de abril de 2009

El borrico

"Ellos fueron y lo encontraron como (Jesús) les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron -¿Por qué desatáis el borrico? Ellos contestaron: -El Señor lo necesita" (Lc 19, 32-34)
No un hermoso caballo ni un lucido camello, no: el Señor necesitaba un borrico para entrar en Jerusalén, como convenía a quien "siendo rico, se hizo pobre por nosotros" (2 Cor 8, 9), montador de borrico por tanto y no de pura sangre majestuoso. Y no iba ser el pollino quien se negase a llevar sobre sus lomos a tan dulce Señor, como se niegan a veces algunos, que se clavan en el suelo y no hay quien los mueva de puro cabezotas. El nuestro, muy al contrario, nunca tantas ganas tuvo de andar, de puro contento. ¡Cómo debieron enderezársele las orejas al saberse solicitado por tan glorioso caballero, o mejor, "borriquero", pues él no era caballo sino borrico! "Los últimos serán primeros": siempre bestia de carga y animal de tiro, sería hoy la montura del Rey de Reyes.

jueves, 2 de abril de 2009

Castilla

Mi amor por Castilla nació a partir de la estancia en Salamanca durante  mis siete años universitarios. Desde entonces se hizo un hueco en mí, me hice un hueco en ella, y ya nunca me abandonó. Me fascina su paisaje, todo lo evocador y legendario de su historia, lo que viene a mí desde su pasado cruzando los siglos y tejiendo España, tejiéndome a mí también. ¡Castilla! Nombran a Fernán González y me emociono; nombran al Cid, y me emociono; veo un castillo en ruinas -mejor si está en ruinas- y me emociono; nombran Burgos, Medina, Zamora, las Urracas, los Sanchos, Alfonso X, Covarrubias, Tordesillas, el Duero, Machado, los Alvargonzález, y me emociono. ¡Castilla! Sus arboles solitarios en medio de las planicies, sus encinas, sus labradíos inmensos, las iglesias enormes, altísimas, avistadas desde lejos, sus pueblos de barro. Cierto, ancha es Castilla, y profunda, y regia, y recia.  E insoportablemente hermosa.

miércoles, 1 de abril de 2009

martes, 31 de marzo de 2009

Por prescripción médica

"-Pero Suso, ¿por qué no dices nada? 
 -Me lo ha prohibido el médico".
¡Ojalá! Así ya tendría una excusa inexcusable, valga la redundancia, para no meterme en discusiones de las que salgo tantas veces confuso y acalorado. "No, mirad, es que no puedo. Mi psiquiatra me ha ordenado que evite todo lo que altere mis nervios". Y, así, como buen chico y mejor paciente, obediente, sería el perfecto convidado, no de piedra, sino de carne y sangre serenísimas allí donde los demás se tiran las palabras a la cabeza.

viernes, 27 de marzo de 2009

Mientras orinaban juntos

“Y entonces Martín, contemplando la silueta gigantesca del camionero contra aquel cielo estrellado, mientras orinaban juntos, sintió que una paz purísima entraba por primera vez en su alma atormentada”: maravilloso final de Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato. Hay que haber leído la novela para sentir cuánta es la maravilla y la emoción que encierra este The End.
“Mientras orinaban juntos”: un acto excretor, ese que hacemos fuera de la vista de los demás, se coloca aquí en compañía de un cielo estrellado, de una paz purísima, de una fraternidad recién comenzada, y no sólo no desentona sino que queda a la altura de sus infinitamente más dignos compañeros. ¡Milagros de la literatura!

jueves, 26 de marzo de 2009

Abbá y otras cosas

Aceptar ser ballena seca, sin surtidor. No hacer de ello literatura.

No soy justo. No debo pues hacerme el justo: no debo justificarme.

Ser inconsciente, humildemente humilde, a la pata llana. Ser "humus" ignorándolo.

No soy bueno. No ir por lo tanto de bueno. No presumir tampoco de no ser bueno. Y no seguir con esta espiral. Echarle humor a la cosa. Sólo Dios es bueno.

Huir del narcisismo espiritual como de la peste.

Morir a sí mismo tan perfectamente que sólo quede la alegría.

Dejar que Dios haga. Sólo el hace bien, lo hace bien. No imponerse a Dios. Hacerle sitio. Que él sea el Sitio.

Huir de cierto tipo de tristeza como de la peste. ¿Cuáles son las buenas, cuáles las malas tristezas? Discernimiento de espíritus, discernimiento de tristezas. Echo en falta esto.

Dejar que Cristo nos enseñe a seguirle, con determinación, con coraje, con valentía, sin miedo, con total confianza. Sentir su mano agarrando la nuestra. Dejarse llevar por ella. No soltarla nunca. Nunca.

No olvidar jamás que Dios es Abbá, padre entrañable, amante pudoroso y tenaz de nuestros huesos. "Se muere por mis huesos". Y fue así, en efecto. Es así.

Amor con amor se paga. Él me amó primero. Amar a Abbá sobre todas las cosas, con todo mi ser, con toda mi alma, con todas mis fuerzas.

martes, 24 de marzo de 2009

domingo, 22 de marzo de 2009

En el centro de tu cuerpo

Las luces crean una sombra sobre tu tórax, desde el vientre hasta lu pecho, y allí, oh Cristo mío, en el centro de tu cuerpo, es a donde siempre van a parar mis ojos.

jueves, 19 de marzo de 2009

¡Ay la vida!

¡Ay la vida, esa niña que nos zarandea como a muñecos de trapo, a los que saca los ojos, arranca los brazos, tira contra la pared! Menos mal que esa misma niña, vuelta a su mejor ser, le devuelve los ojos a su muñeco, le pega los bracitos y lo recoge del suelo para acariciarlo con eterno mimo...

lunes, 16 de marzo de 2009

Luna de miel

Bajo la luna, se gustaron, en la noche, se conocieron. En la mañana, rastros de miel en sus labios.

domingo, 15 de marzo de 2009

De aquellos vacíos

De aquellos vacíos, estas plenitudes.
De aquellas pérdidas, estas ganancias.
De aquellas derrotas, estos triunfos.
De aquellas noches, estos días.
De aquellas sangres, estos vinos.
De aquellas carnes, estos panes.
De aquellos cienos, estos cielos.
De aquellos abismos, estos abismos.

martes, 10 de marzo de 2009

Ámbito de luz

Cuando entras en un ámbito de luz, las cuestiones que te asediaban desaparecen como por ensalmo. Nada se ha resuelto a nivel estrictamente intelectual, racional, y en tal sentido sigues sin respuesta. Pero lo que ya no sigue es el punzamiento de la pregunta, su aguijón, su cara de esfinge acosadora. Continúas en el mismo punto pero más arriba, donde el enigma ha depuesto sus cuchillos.

lunes, 9 de marzo de 2009

Puros, carnales

Te lo han dicho sobradamente, y tú, sobradamente, lo has escuchado: "No seas tan carnal que pierdas tu pureza". De acuerdo. Pero yo te digo, además, otra cosa: "No seas tan puro que pierdas tu carne".

miércoles, 4 de marzo de 2009

Cuerpoalma

Cuerpo: ese modo tan suyo que tiene de ser el alma.
Alma: ese modo tan suyo que tiene de ser el cuerpo.
Cuerpoalma: ese modo tan suyo que tiene de ser el hombre.

lunes, 2 de marzo de 2009

El punto justo

Ante la política, me gustaría ser ese analista puro que, por encima de filias y fobias, reconoce aciertos y errores vengan de donde vengan, al margen de la percha política de la que se cuelguen. Aquí, mi deseo de ser objetivo es máximo, e inalcanzable, claro, sobre todo teniendo en cuenta que siempre me reconozco con escasísima información y nunca bien contrastada. Por eso, excepto en los casos en que los aciertos o errores son bien visibles, opto por el silencio, o el balbuceo en todo caso. Y sintiendo como siento que me las veo ante un campo en extremo viscoso, donde uno no sabe tantas veces donde acaba el trigo y empieza la cizaña, ¿cómo no he de optar por la suspensión del juicio, llevado de mi prurito de objetividad? Tampoco pretendo ser, sin más, equidistante, sino distante de lo que me parece malo y cercano a lo que me parece bueno, esté donde esté, así sea en la derecha, en la izquierda, en el centro, arriba o abajo.
Observo además otra cosa. La política, como servicio público, me merece un respeto profundísimo. Por eso quiero ser justo con sus oficiantes, no cargármelos a todos llevado de ningún furor. Es cierto que acaso sea un gremio donde, dado que se maneja poder, mucho poder en ciertos casos, abunden más los arribistas y los corruptos, o los ineptos simplemente. Pero aun así, ese punto justo en el que me quiero situar frente a ellos sigue siendo mi continuo deseo. Los políticos nobles, serviciales, dignos, decentes, no merecen el descrédito en nombre de sus compañeros podridos. No querría caer yo en este tipo de descalificación general, que siempre creí falsa.

domingo, 1 de marzo de 2009

En busca del fuego

Con ceniza en la frente, te sientes impulsado a buscar el fuego que la originó. Tal vez la cuaresma sea el camino de esta búsqueda, el rastreo que nos lleve desde lo ardido hasta lo ardiente, desde lo muerto hasta lo vivo. A medida que avanzas, ves como la ceniza se vuelve brasa, la brasa leño en llama, el leño en llama fuego pleno: ya estás en la noche de Pascua, ante la hoguera que encenderá el cirio pascual. Has llegado al origen, es decir, al fin.
La cuaresma, una puesta en ignición.

viernes, 27 de febrero de 2009

jueves, 26 de febrero de 2009

Besos de cine

Miope sería cualquier historiador del cine que no advirtiera en él dos etapas claramente diferenciadas: la de besos abrochados, sin lengua, y la de besos desabrochados, con lengua. Primero la yuxtaposición; después el adentramiento.

martes, 24 de febrero de 2009

Crecer

Crezcamos juntos, veámonos en la misma senda del tiempo. No huyamos de esa mirada mutua en que la soledad ante el avance de la vida se diluye. Que nuestras arrugas sean las mismas, todas las caras un único campo para el arado que devana las horas. Como los amantes, deseemos vernos en un envejecimiento acordado.

jueves, 19 de febrero de 2009

Sábanas

Entrañas de vida doméstica puestas al sol y a la brisa, banderas que, avistadas desde lejos, anuncian un hogar, una mesa, un lecho. Sábanas sobre todo, lienzos donde los cuerpos imprimieron su amor, su agonía, su soledad, sus sueños, sus triunfos, íntima escritura invisible que ningún agua disolverá jamás. Por eso no habrá mejor mortaja a la hora de la muerte: en ellas está toda nuestra vida.

martes, 17 de febrero de 2009

Las preposiciones de Dios

A Dios, ante Dios, bajo Dios, cabe Dios, con Dios, (no ha lugar), de Dios, desde Dios, en Dios, entre Dios, hacia Dios, hasta Dios, para Dios, por Dios, según Dios, (no ha lugar), so Dios, sobre Dios, tras Dios.

lunes, 16 de febrero de 2009

Velamen

¿De dónde me vendrá a mí ese gusto por la ropa puesta a secar en los tendales? Si fuera un capitán de barco retirado podría decir que me recuerdan las velas de mi vieja fragata, pero no es el caso, aunque sí lo es, pero en otro sentido, pues esas sábanas primorosas, esos manteles, son el velamen desplegado del hogar doméstico, con toda su proa surcando el mar de sus bien anclados cimientos.

viernes, 13 de febrero de 2009

Ojos de cine

En Aritmética emocional, de Paolo Barzman, me reencontré con la Sarandon. Es evidente que, para mi colección particular de ojos, los suyos no pueden faltar. Se suman a los de Montgomery Clift, ojos como bocas hambrientas, y a los de Paul Newman, ojos azul príncipe. Los de Susan Sarandon son, es obvio, de ésos que llamamos saltones: y es que parece que van a pegar un salto para darse por ahí un garbeo ellos solitos, canicas embajadoras de la vista.

jueves, 12 de febrero de 2009

Nada

-Nada
-¿Nada?
-Sí, nada.
-Pero entonces todo...
-Sí, todo.
-¿Sólo silencio?
-Sólo.
-Pero entonces...
-Sí, sólo palabras.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Entrega el día

Si, ya sea por vagancia, ya por dispersión, ya por contratiempos varios, se me fue la tarde sin aprovechamiento alguno, y veo que después de cenar sigo en las mismas, vago, disperso, desganado, llega un momento, que suele empezar a partir de las diez y media, en que la conciencia de haber perdido el tiempo me urge a ganarlo en esa última hora y media que me queda. Entonces rasco aquí y allá, con cierta aceleración, por ver si no se me escapa el día sin algún tipo de trabajo o disfrute estético o intelectual. Pero es en vano. Son para mí horas en las que, si no he empezado a ver una película a eso de las diez, ya es raro que me apetezca hacer nada. Entonces, para vencer el sentimiento de pérdida o frustración que me invade, sabiendo que habrá más tiempo y más vida a la jornada siguiente, me digo: "Suso, cálmate, y entrega el día, entrégalo. Deja que se vaya lo que ya se ha ido".

martes, 10 de febrero de 2009

Enemigos

Mis enemigos: el perfeccionismo, el miedo, la ansiedad, la mente cuando se (me) atropella.
¿Mis amigos? Lejos estoy del autobombo que supondría desplegar aquí el lote de virtudes que me ha tocado en suerte. Por eso voy a intentar otra cosa, ver el revés de la trama, o, como diría Juan Ramón Jiménez, "el envés de cada hora". Planteada así la cuestión, me pregunto: ¿Qué amigo tengo en ese perfeccionismo que, en ciertos aspectos de mi vida, me estrangula? ¿Acaso obtengo ahí alguna verdadera mejora de mí mismo? Y tras esos miedos que me acongojan otras veces, ¿me prepara la vida para merecer un día algún tipo de valor, de fortaleza? Y tú, ansiedad, vieja amiga, ¿no me has enseñado y me sigues enseñando a buscar y a amar el sosiego, a huir de los remolinos del diario vivir? Y mi mente enmarañada, frenética en su discurrir cuando no consigo pisar el freno, ¿qué amistad me oculta en su envés? ¿Alguna buena idea, algún fecundo pensamiento, la pepita de oro que sólo viene si viene en medio de la corriente?