miércoles, 5 de diciembre de 2018

La esperanza


Tiene razón Thomas Friedman al decir que tanto el optimismo como el pesimismo son posturas fatalistas: creer que todo irá a peor o que todo irá a mejor porque sí es dejar las cosas en manos del fatum. Lo que en verdad debiera tener relevancia, afirma también el periodista americano, es la esperanza activa. El adjetivo no deja de ser una redundancia porque la verdadera esperanza, como pensaba Juan Luis Ruiz de la Peña, trabaja siempre en dirección a lo esperado, es decir, empieza a construir aquí y ahora aquello que espera. Es decir, si no es activa no es esperanza. Cosa distinta es de qué manera el optimismo y el pesimismo, en cuanto predisposiciones psicológicas que determinan el temple de la personas, influyen en su esperanza.

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