En el grupo de wasap integrado por mis compañeros de BUP y COU
y del que formo parte, Lito oficia estos días de DJ y nos devuelve las
canciones que fueron hitos en el pub Máis Alá, asiento de muchas generaciones
de Silleda, y que escuchamos tantas veces en nuestra primera juventud. Ha
puesto “La quiero a morir”, de Francis Cabrel, y descubro que me gusta más la
original francesa: “Je l’aime a mourir”, con esa pausa maravillosa en el
estribillo, allí donde, tras cantar que “elle a dû faire toutes les guerres de
la vie”, se para, crea un suspense, y añade: “et l’amour aussi”.
Vino después “Hotel California”, de los Eagles, “such a lovely
place, such a lovely face”, sí, pero al final resulta que es un lugar siniestro
del que uno no puede escapar, como si del motel de Norman Bates se tratara.
A
continuación, “Dust in the wind”, del grupo Kansas, que resulta ser una canción
muy cuaresmal: “All we are is dust in the wind”.
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