El mango, en su
final, se abre y abomba dando lugar a la concavidad propia de la cuchara, que
le confiere un aspecto dulce y amable. Resulta difícil imaginarla como arma en
manos de nadie; por eso no se la quitamos al niño pues sabemos que no le hará
ningún daño. Uno se siente invitado a volverse pequeñito y arrebujarse en su
regazo, que alguien balancearía muy, muy despacio.
Las hay pequeñitas, para revolver el café; medianas, para los
postres; algo más grandes, que son las soperas, y por último las muy grandes,
que acompañan a las fuentes de carne o de ensalada. El cucharón es la exageración
de la cuchara, y con él nos servimos las sopas, los purés y los caldos.
2 comentarios:
Sabías que en Alemania "den Löffel abgeben" ( entregar la cuchara) significa lo mismo que morir?
Me gusta mucho más tu manera de verlo: la cuchara de la mano de la vida. Precioso.
Qué hermoso contraste. Ya me explicarás porque entregar la cuchara en alemán significa morir. ¿Cuál es su origen?
Gracias, CB.
Publicar un comentario