jueves, 14 de junio de 2012

La cuchara


El mango, en su final, se abre y abomba dando lugar a la concavidad propia de la cuchara, que le confiere un aspecto dulce y amable. Resulta difícil imaginarla como arma en manos de nadie; por eso no se la quitamos al niño pues sabemos que no le hará ningún daño. Uno se siente invitado a volverse pequeñito y arrebujarse en su regazo, que alguien balancearía muy, muy despacio.
Las hay pequeñitas, para revolver el café; medianas, para los postres; algo más grandes, que son las soperas, y por último las muy grandes, que acompañan a las fuentes de carne o de ensalada. El cucharón es la exageración de la cuchara, y con él nos servimos las sopas, los purés y los caldos.

2 comentarios:

Cristina Brackelmanns dijo...

Sabías que en Alemania "den Löffel abgeben" ( entregar la cuchara) significa lo mismo que morir?

Me gusta mucho más tu manera de verlo: la cuchara de la mano de la vida. Precioso.

Jesús dijo...

Qué hermoso contraste. Ya me explicarás porque entregar la cuchara en alemán significa morir. ¿Cuál es su origen?
Gracias, CB.