Los adjetivos que pertenecen a una misma área semántica son en muchas
ocasiones intercambiables. A veces, sin embargo, es sobre todo uno el que dice más
exactamente aquello que queremos decir. Así, por ejemplo, de la película Los puentes de Madison yo diría que es,
por encima de todo, “bellísima”. Es el adjetivo que, en mi opinión, y frente a
otros, mejor califica el logro de la película. Pensé todo esto a cuenta del
último film de Steven Spielberg, War
Horse (Caballo de batalla), que, prontamente y tras terminar, puso en mis labios
otro exacto “bellísima”. Hay un rasgo que tienen en común las dos películas:
son tremenda, principalmente conmovedoras. Y sí, casi es obvio, lo veo claro: cuánto
más nobles, libres y purificadoras son las lágrimas desatadas por lo bello, más
bello será: será bellísimo.
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