Se ha dicho más de una vez que cada sociedad tiene los
políticos que se merece. La altura moral (o inmoral) de los gobernantes a lo
mejor es directamente proporcional a la altura moral (o inmoral) de la sociedad
que los engendra. En un grupo humano saneado habrá más probabilidades de que
surjan líderes saneados. Estos días en que se habla de las mentiras que nos
presiden un día sí y otro también, uno se entera de la mentira que se sacó de
la manga una “buena” señora para cobrar
un determinado seguro. A ver con qué autoridad moral podrá quejarse ella de las
mentiras que se propalan en las altas instancias del poder. No se da lo que no
se tiene. ¿Tiene la sociedad española decencia para poder dar gobernantes
decentes? ¿Cuántos hay que tiran piedras y no debieran tirarlas porque no están
libres del pecado que acusan? Es difícil que descienda desde arriba la
ejemplaridad si al mismo tiempo no asciende desde abajo.
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