En un lado una daga, en la otra
una elipse. El otro brazo es igual. Se ensamblan en el centro y forman una
tijera. Al abrirla poco a poco recorre, desde el ángulo más agudo hasta el más
obtuso, la línea de una semicircunferencia. Del todo abierta parece una boca
dispuesta a devorar. Del todo cerrada, por el lado malo parece tener muy malas
intenciones; por el lado bueno, si es que es bueno, dos ceros juegan a ser
gemelos.
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