El terrón oscuro parece un mazacote de algún meteorito. Quizá
por eso siento el deseo de convertirlo en un puñado de tierra entre las manos.
Otras veces sin embargo me gusta apreciar su solidez y lo levanto, lo ofrezco y
lo devuelvo a la tierra. Es la onza de un chocolate antiguo venido de no sé
dónde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario