La habitual y de siempre, la cilíndrica de un litro y de color
agua, es la madre de todas las botellas. Para pronunciarla empezamos poniendo
boca de “o” y terminamos poniendo boca de “a”. En el medio, la “e” es una
transición de lo cerrado hacia lo abierto. Parece el nombre de una señora
segura de sí y respondona.
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