Mi máquina onírica dio también de sí la noche pasada. En un
sueño me veo, creo que en compañía de mi hermana Lucía, en la cornisa de una
montaña a la que está prohibido acceder. Hay allí una cueva y en su interior
una poza en la que me meto en compañía de alguien más. Quiero disfrutar de su
agua caliente y, sobre todo, del desafío que supone hacerlo.
En otro tramo del sueño estoy en lo alto de un
inmenso campanario. Desde él veo a media distancia a B. en la copa de un árbol,
saltando de rama en rama, hasta que, oh desgracia, se precipita al vacío, se
estrella contra el suelo y muere en el acto. M., que estaba haciendo lo mismo,
desciende de rama en rama para acudir en ayuda de su amiga pero, oh desgracia,
también ella cae y se muere. H. y yo nos dirigimos después a velar sus cuerpos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario