martes, 20 de noviembre de 2018

El malvado zorro feroz


Hace unos días vi una película animada cuyo título era El malvado zorro feroz. Este zorro, a fuerza de no conseguir ser feroz, termina por no ser malvado. Es un inepto, vaya. La gallina enemiga, a la que quiere zampar, le tiene bien tomada la medida y una y otra vez lo ningunea de todas las maneras. Es una gallina de armas tomar. Su amigo el lobo, viendo que su amigo el zorro no pasa de ser un zorrito sin tomo ni lomo, le sugiere que le robe los huevos, cosa que sí logra. Cuando los tiene en su madriguera, continúa incubándolos para que nazcan los apetitosos pollitos. Finalmente éstos salen del cascarón y, como ya sabemos, al primero que ven le adjudican el papel de madre. Allá que se lanzan pues, todos alborozados, al regazo del zorro llamándole “¡mami!” Éste se queda anonadado por la sorpresa y, dada su poca monta como zorro malvado y feroz, se ve superado por los amores filiales de los pollitos. ¿Y qué querrán ser los pollitos cuya madre es un zorro? Pues zorros. ¿Y qué querrán comer? Pues pollitos. El pobre zorro cría unos pollitos que quieren ser zorros que se coman pollitos. El tiro a nuestro amigo le sale por la culata, pues. Las agallas se le convierten en entrañas y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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