Open es la autobiografía de Andre Agassi escrita
conjuntamente por él y el periodista y premio Pulitzer J.R. Moehringer. Es un
libro vibrante y asombroso, pleno de emoción. Cuando lo tenía entre mis manos
una tarde de septiembre, bajo el kiwi, mi hermana María me preguntó qué leía.
Le contesté y a renglón seguido le leí algunos párrafos. “Mañana mismo lo
compró”, exclamó. Su lectura le entusiasmó tanto como a mí. Yo tenía claro que
sería mi regalo de cumpleaños para mi sobrino Maino y mi hermano Pepe. Sé que
les regalo a un tiempo un libro extraordinario y unas instrucciones para vivir
igualmente extraordinarias. ¿Quieres vivir con sensatez, coraje y generosidad?
Pues todo esto y más lo encontrarás en estas páginas.
Agassi odió el tenis toda su vida, al que se dedicó porque su
padre se lo inculcó férreamente y porque, al cabo, sería lo único que sabría
hacer pues no iba a tener estudios ni formación para dedicarse a otra cosa.
Errático y genial a un tiempo, enseguida estuvo entre los mejores aunque ni el
dinero, ni la fama, ni las victorias le proporcionaron ni un ápice de
felicidad. Tras una caída brutal en el ranking el año 1997, resurgió con fuerza
con el deseo de ganar Roland Garros, el único Grand Slam que le faltaba. Y era
un deseo feroz. Lo consiguió el año 1999 y fue la única vez que una victoria le
reportó una inmensa felicidad, tanta que le entraron unas ganas irreprimibles
de compartirla y de dar las gracias. ¿Qué hizo? Se inclinó ante el público en
los cuatro lados de la cancha. Desde entonces lo hizo siempre. Este modo de
mostrar su agradecimiento despertó en mí un enorme afecto por él, en las décadas
en que fui un forofo del tenis. La lectura de Open lo ha reavivado.
Que nadie piense que este libro es otro ejemplo más
del muy americano “yes, you can”, tan insufrible en tantos sentidos. Es la
historia de un éxito en lo deportivo y de una frustración en lo personal, hasta
extremos dolorosísimos. Que el final sea feliz no contradice lo que empiezo
afirmando en este párrafo, entre otras cosas porque los seres humanos tenemos
la obligación de no permanecer tendidos en el sopor de nuestras miserias sino
de levantarnos y redimirnos. De esto y no de otra cosa va el libro.
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