lunes, 12 de noviembre de 2018

El eremita urbano


Hace unos días soñé que estaba con mis hermanas en una habitación de una ciudad extranjera. No sé cómo habíamos acabado allí pero lo emocionante es que era donde vivía ¡San Juan de la Cruz! ¿Hasta qué punto influyó en este sueño el hecho de que por la tarde, mientras leía la novela El despertar de la señorita Prim, me topé con la expresión “eremita urbano”? Y es que tal era la descripción que convenía a nuestro San Juan de la Cruz. Su rostro traslucía una inmensa caridad, un amor infinito, una cualidad tal que te entraban ganas de arrodillarte y lavarle los pies. Nos abrazó a cada uno de nosotros con un cariño indecible. Sentí que quería ser como él, estar donde estuviese él. Fue un sueño extraordinario.

1 comentario:

Josefina dijo...

¡Me encantó! ¡Qué cosa linda son los sueños! Este tipo de sueños, en que el objeto del mismo, el sentimiento del sujeto que lo sueña, y la causa probable que lo generó, son así de buenos.