-Bailo yo.
-Y yo.
-Y también yo.
-Y yo.
-¡Y yo!
-¡Bailamos todas juntas!
-dijeron a coro las cinco hermanas, dando vueltas formando una rueda cada vez
más rápido, hasta que la velocidad fue tanta que comenzaron a elevarse.
-¡Bailamos para volar! -gritaron
otra vez, mientras ascendían hacia el cielo.
Y sabían que sólo así, sin parar de dar
vueltas con las manos juntas, podrían seguir volando, pues sueltas las manos y
dejada cada una a su suerte caerían fatalmente a tierra. De la unión nacían las
alas, la anulación de la gravedad, que las hacía ligeras como plumas, de la
fraternidad íntima que las convertía en aves uncidas a un solo corazón.
(Inspirado
en El baile de agosto, de Pat
O´Connor)
No hay comentarios:
Publicar un comentario