Emparejarse con la naturaleza, siempre en pelota viva;
ofrecerse mondo y austero, sin ropajes vanos; sacarse de encima la vestidura
avasalladora del mundo, para sentirse más libre, más audaz, más tierno; prepararse
para esa intrepidez mayor que es desnudarse desde dentro, desde el espíritu, y
así hincarse en la verdad; soltarse del oprobio del pecado, mostrando con el
cuerpo desfajado que uno renuncia a su lastre; rescatar la condición inocente
que un día tuvimos, cuando la desnudez no argüía nuestra vergüenza porque no se
había hecho rea de la culpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario