¿Quieres que a ti y a tus acompañantes os rodeen con un biombo en el restaurante Maxim´s de París? Pues no dejéis de practicar allí lo que hacéis normalmente cuando coméis juntos, el “Oye, pásame un trozo de tu faisán. ¿Quieres probar mi buey? Acerca el plato, que te doy un pedazo”, algo muy evangélico al fin y al cabo, ¿no?, por aquello de Hechos de que “todo lo tenían en común” (4, 32) y esas cosas. Les pasó a A. y sus hermanos y cuñadas, así que no perdáis la ocasión.
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