miércoles, 25 de mayo de 2011

Destroyer

En plena euforia por la victoria conseguida siempre me asalta el temor de que el partido ganador se tome algún tipo de venganza, que se les cuele en el magín un “ahora veréis”, como si haber estado en la oposición hubiese sido un agravio que se les haya infligido. Uno espera que los más de cuarenta años de democracia que tenemos a nuestras espaldas lo hayan sido también de adiestramiento democrático, de modo que tentaciones como la señalada mueran en el mismo momento en que nacen, si es que nacen, en las cabezas de los ganadores, y seguro que es así. Mi imaginación no obstante insiste en traerme el cuadro del ganador neófito como un destroyer que hace borrón de todo lo hecho anteriormente para postularse como un Adán en ese feudo en el que querrá erigir su particular paraíso.

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