sábado, 1 de septiembre de 2012

El estado de bienestar



El estado de bienestar ideal sería aquél que nos redimiese de la obligación de trabajar y librase al artista que cada uno llevamos dentro, el que somos en definitiva, a tiempo completo. Uno sería desde que nace hasta que muere un ser jubilado en permanente jubileo. Nuestras habilidades creativas no encontrarían ningún obstáculo y en su ejercicio hallaríamos nuestro descanso: todos los días serían lunes, o martes, o miércoles, o jueves, o viernes, o sábado, o domingo. Da lo mismo: el día laboral sería igual al festivo. De lunes a sábado “descansaríamos” y el domingo “trabajaríamos”, o viceversa, o de cualquier otra manera. Cada uno con su talento, completaríamos entre todos la Creación empezada por Dios: A. con sus silbidos y Beethoven con sus sinfonías; C. con su teatro de marionetas y Dante con su Divina Comedia; Esopo con su Fábulas y F. con sus chascarrillos; Galdós con su Misericordia y H. con sus cuentos para niños; I. con su Tomasín y Joyce con su Ulises; Kant con sus Críticas y L. con sus sinsentidos; Mozart con su Flauta Mágica y N. con su ingenioso caramillo; Ñ. con sus trampantojos y Ovidio con sus Metamorfosis; Picasso con su período azul y Q. con sus acuarelas verde claro; R. con su Luis y Margarita y Shakespeare con su Romeo y Julieta; Santo Tomás de Aquino con sus Sumas Teológicas y U. con su menuda teología; Velázquez con sus Hilanderas y W. con sus vestidos de colores; X. con los recuerdos de su niñez y Yourcenar con sus Memorias de Adriano; Zurbarán con sus monjes y Z. con sus monaguillos.

1 comentario:

Inmaculada Moreno dijo...

Pues sí que estaría bien eso jejeje.