lunes, 17 de enero de 2011

El arte de la conversación

El arte de la conversación, decimos, lo cual es cierto, tanto por la maestría que exige como por lo esplendoroso de su resultado, si hablamos de una conversación lograda. La indicación de un amigo me hizo caer en la cuenta de que la frustración que sentía a veces después de ciertas conversaciones se debía a mi perfeccionismo, es decir, al rastro amargo que me dejaba no haber obtenido un logro, una perfección con ellas. Desde entonces decidí aflojar esa tenaza y las no logradas conversaciones ya no me dejan frustrado. Acepté que hay circunstancias que lo impiden, las propias carencias, las de los otros, el tiempo del que se dispone, el lugar donde tienen lugar, y que no debía rajarme las vestiduras por ello. Es cierto que, para curarme en salud, opto ahora muchas veces por callarme, porque sé que con ciertos temas y con determinadas personas -muchas veces soy yo esa “determinada persona”- se pasará de la conversación a la discusión caliente, y yo en estas aguas nado muy mal y acabo ahogándome. Los artistas de la conversación lo demuestran justamente cuando se tratan temas espinosos y las posiciones de los interlocutores están muy enfrentadas. Esta es la dura prueba.

2 comentarios:

Thiferet dijo...

Tienes razón a veces es complicada la comunicación ya sea por la predisposición, lugar o circunstancias... Mantenerse al margen es dar tiempo a la reflexión para volverlo a intentar.

Es difícil saber como y cuando hablar, creo que depende de si tienes algo que decir, sino simplemente podemos dejarlo pasar e ignorarlo.

Pocas personas no terminan ahogadas en aguas turbulentas, pero digo yo que la prueba sera aprender a nadar y salir a flote para que la comunicacion se pueda dar.

Saludos

Anónimo dijo...

Yo también lo paso fatal en esas aguas; huyo como el gato del cuento.