sábado, 1 de enero de 2011

Ave

-Ave María Purísima.
-Ave.
-Ave María Purísima.
-Ave.
-Ave María Purísima
-Ave.
-Oiga, usted hace mucho que no se confiesa, ¿verdad?
-Pues la verdad es que sí, muchos años en realidad.
-Es que la contestación es “sin pecado concebida”.
-¡Ah, claro! (Rubor y medias risas). Pues aunque no lo parezca, fui muchos años sacristán en X.
-No me diga, ¿en X? Anda, pues yo conozco mucha gente de allí.
-¿Sí? Pues, blablablá.
-Blablablá.
-Blablablá.
-Ejem, ¿y si retomamos el hilo?
-Pues sí. Mire, padre, son muchos mis pecados…
Así le ocurrió a un “pecador” y yo no hago más que transcribirlo. La escena tuvo lugar en un confesionario de la catedral de Santiago.
No hay como pegar la hebra para hacer después una buena confesión.

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