Puede ser una lección antropológica, que lo es, pero en ningún caso aparecen como rarezas antropológicas las viejas mujeres gallegas, principales protagonistas de las fotografías de Cristina García Rodero que se pueden ver en la exposición Transtempo del Centro Galego de Arte Contemporáneo. ¿Rareza además lo que todavía es de hoy aunque ya no será de mañana, un mañana muy cercano? “Parecen fotos de hace cincuenta años”, oí comentar a alguien, cuando en realidad son de principios de los ochenta. As nosas velliñas do agro, viudas vestidas de negro ya para siempre, con su mandil también negro y el pañuelo atado debajo de la mandíbula o detrás, en la nuca. Cualquiera de ellas podría haber sido mi abuela, la de tantos gallegos, y que ya no será de ninguno en breve tiempo. Tendrán otras, tienen ya otras, de pueblo o ciudad pero ya no de aldea, las que se deslomaron en los campos y guiaron el ganado, con uñas coronadas siempre con un ribete de suciedad y arrugas duras y profundas en sus rostros. ¿Qué sé de ellas en realidad? Nada. Figuras principales del viejo mundo rural gallego, creo que se han convertido demasiado pronto en iconos totémicos, que las desvirtúan, pues no fueron otra cosa que mujeres de su lugar y de su tiempo, tan parecidas seguramente a las de otros mundos rurales empobrecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario