Es bonito ver a dos seres bellos amándose. La mercadotecnia de la belleza ha conseguido desacreditarla al convertirla en objeto de artificio, pero si la arrancamos de sus manos y conseguimos verla de nuevo con ojos limpios aparece como lo que es, un don precioso, más precioso si sus poseedores lo “desconocen” porque así no ejercen de bellos, simplemente lo son. Vistas así las cosas, ¡qué gozada para la vista y el corazón dos bellos amándose, dos amantes embelleciéndose! Cary Grant con Deborah Kerr en Tú y yo, con Ingrid Bergman en Encadenados, ¡qué soberbio espectáculo de amor y belleza dándose la mano! Pero, también en esto, la vida supera al arte, y ahí están esas parejas que uno ve, y hasta conoce. Pienso en R., un ser bellísimo. Si su pareja, que no conozco, no le anda a la zaga, ¡guau! ¡Y acaban de ser papás!
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