A la hora de resolver el problema de los embarazos no deseados el aborto es desde luego la solución más barata: una operación quirúrgica y ya está. La otra solución es más cara: arbitrar todos los medios sociales, psicológicos, terapéutico-familiares, jurídicos y administrativos que serían necesarios para que las mujeres que han quedado embarazadas y no estén en condiciones de ser madres, o simplemente no quieran serlo, puedan seguir adelante con la gestación sin verse obligadas a interrumpirla. Esta cara solución (entiéndase en los dos sentidos) sería la verdaderamente progresista por ser la verdaderamente conservadora: conservando al feto vivo se le permite su progreso hasta el nacimiento, y ello gracias a que la mujer ha encontrado el apoyo incondicional de una sociedad y un estado no abortivos. Pero por lo que se ve los fetos no son lo suficientemente caros como para que nuestros gobiernos decidan encarecerse con ellos.
PD: Os recomiendo la película El silencio de Lorna, de los hermanos Dardenne.
(Y aquí, Azul)
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