“Al verlo (al joven rico), Jesús dijo: «¡Qué difícil es que los
que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello
entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios». Los
que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?» Respondió: «Lo que es
imposible para los hombres es posible para Dios»” (Lucas 18, 24-27) Que “los
que lo oyeron” dijeran “¿y quién se podrá salvar?” y no “¿y cómo se podrán
salvar los ricos?” sólo se explica porque también ellos albergaban el deseo de almacenar
y retener riquezas algún día, si es que no las tenían ya. La dificultad de
entrar en ese caso en el Reino de los Cielos les quedó muy clara. También a
nosotros, espero.
3 comentarios:
Me temo que a nosotros no. La codicia (disfrazada con bellos ropajes de solidaridaz y fraternidaz, por supuesto) es el valor primordial de eso que llaman civilización occidental.
Por lo demás, creo que la falta de comprensión que aflora en la pregunta de los discípulos tiene más que ver con el hecho de que muy probablemente ellos pensaran que quien en este mundo goza de riquezas es porque goza del favor de Dios ... así las cosas, si ni los que gozan de ese favor divino tienen asegurado el pase, ¡mal vamos! ¿no?.
Un abrazo, don Jesús.
Este tema, y este pasaje del evangelio, me tienen subyugado, he de reconocerlo.
Fíjate que entre los cristianos actuales está muy extendida la idea de que quien tiene poder y riquezas está en condiciones de hacer mucho más bien que el que no los tiene. Lo cual es, a todas luces, una patraña descomunal.
Otro abrazo.
Según la antigua teología del pueblo de Israel, el hombre justo era favorecido por Dios con larga vida y riquezas. Si todavía persistía en tiempos de Jesús esta idea, tendría usted razón en lo que respecta al primer comentario.
Y sobre el segundo, pues sí: patraña descomunal.
Un abrazo, don Conrad.
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