La estancia de veinte días en Camerún alteró el decurso habitual de mis veranos, llenos de escritura en la mañana y de lectura en la tarde, parsimonioso el día, la hora densa. Me cunden por eso, no pareciéndome nunca cortos, cosa que contrasta con lo que dicen mis compañeros a la vuelta de las vacaciones. El de este año, vacío de concentración y ensueño, fue rápido, fugaz, dejándome el uno de septiembre con la pregunta por él: ¿te tuve, me tuviste?
2 comentarios:
pero el de este año, tan rápido y fugaz, seguirá coleando muchos muchos años más. Y sin haberlo intentado...
Un abrazo, Suso
Eso seguro, Cristina.
Un abrazo.
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