Él y ella soltaban sus risotadas como quien lanza de súbito una bomba, al igual que las que Hollywood nos mostraba en sus películas clásicas, aquellos negros del “señorito” o “señorita”, la Mammy por ejemplo de Lo que el viento se llevó o tantos otros. Esto, que parecía que los entontecía y volvía ridículos, no puedo de ningún modo verlo ya así, pues son las carcajadas de X., de Y., apenas necesitadas de un motivo para brotar orondas y explotarte en el pecho.
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