lunes, 12 de septiembre de 2011

Camerún 13: los celos


La señora T. nos esperaba en el sitio acordado y desde él nos condujo después a su casa, moto en ristre a través de los maizales. Le había pedido a Emilio que fuese a hablar con su marido porque, llevado por los celos, no la dejaba acudir a la parroquia. Una visita pastoral impensable en Europa se impuso en Maroua, visita que tuvo que ser, entiendo yo, aleccionadora por un lado, admonitoria por otro y finalmente rogativa. Sea lo que fuere lo que Emilio le dijo al señor T., el veto marital, tan rancio, se desvaneció.
Medio en broma medio en serio, Emilio nos comentó después que ciertos maridos no dejan salir a sus mujeres para que no hagan lo que hacen ellos. ¡Perfecto funcionamiento del mecanismo proyectivo!
Espero que siga levantado el veto del señor T., y así continúe para siempre.

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