sábado, 26 de marzo de 2011

Triste por estar triste

La tristeza del envidioso debiera apelar a una segunda tristeza, la que sentiría por sentir la primera. Con ella comenzaría la purgación y el remedio, en camino hacia la alegría de la admiración.

(Y aquí, La doma. El domador es mi hermano Pepe)

4 comentarios:

Máster en nubes dijo...

Vaya foto bonita, Suso.

Jesús dijo...

Gracias, mujer tranquila.

E. G-Máiquez dijo...

La foto tan bonita que haces bien en avisarnos de que no la envidiemos. Doble enhorabuena.

Jesús dijo...

Doble gracias, amigo Enrique.