Me pregunto si a las personas que viven en culturas que tienen reglamentada la duración del duelo les es más fácil salir de él sin cronificarlo. El oficializado plazo de las lágrimas, ¿les ayudará a ponerles fin, pues si es humano dolerse no lo es dolerse sin medida de tiempo, todo el tiempo? El dicho “el muerto al hoyo y el vivo al bollo” acaso esconda por eso una gran verdad, a pesar de su crudo realismo. La vida sigue, pero de poco vale que siga si no va siendo cada vez más vida y menos muerte. Vale estar un tiempo con el muerto en el hoyo: es lo que necesitamos pues muerto él muertos nosotros. Un tiempo. ¿Cuánto tiempo? Dependerá de cada caso, aunque bien se sabe que son muchos los que se quedan en la fosa el resto de su vida. Habría que luchar por salir de ella en cualquier caso, dejar al muerto que cumpla su destino de muerto y nosotros seguir cumpliendo nuestro destino de vivos. Ninguna ayuda recibiremos para esto de la (in)cultura imperante, que, puesto que no sabe que hacer con la muerte, menos sabe que hacer con su dolor.
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