miércoles, 2 de mayo de 2012

Felix angustia


Al final ha resultado ser un aliado ese fondo mío de angustia, que la bendita psicofarmacología mantiene bien sujeto, al obligarme a ralentizar mis movimientos haciendo acopio de serenidad y lentitud. Tengo grabado el día aquel de hace un montón de años en que, tras aparcar en Santiago y caer en la cuenta de que no iba a llegar a tiempo al cine, lo que me exigiría echarme a correr, me dije: “No. Párate Suso. Es más importante tu tranquilidad”. Y me paré, y desde entonces me sigo parando, no para quedar pasmado sino para vivir y hacer las cosas con sosiego. Otra vez un felix, felix angustia en este caso.

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