viernes, 17 de febrero de 2012

Ya tengo un pasado


No sé en qué momento de estos últimos años empecé a sentir la infancia como un tiempo mítico y fundacional, pero sé que significó un punto de inflexión en la trayectoria de mi vida. Antes de ese momento no pudo ser porque no había avanzado mi vida lo suficiente como para comenzar a volver la vista atrás. Ahora sí, puedo, porque ya tengo un pasado, y en él la infancia funge como origen y fundamento seguro, que no necesita ser preciso, desecha incluso serlo, de modo que sólo quede de él una estampa de la que ha caído todo excepto la alegría. La memoria histórica se ve sobrepujada aquí por la poética, que da fe de lo que la primera no encuentra.

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