miércoles, 23 de noviembre de 2011

Una gota de placer


Los espirituosos que tenemos en casa fueron regalos de unos y otros, no acopio deliberado por nuestra parte para obsequiar a los invitados. No hay más de doce o trece botellas, y están en el aparador del comedor. No sé que me llevó un día a huronear por allí y pensar: “esto está aquí perdiendo el tiempo”. Pero no las agarré y me deshice de ellas sino que, tras buscar y encontrar los que eran licores o vinos dulces, cogí uno y lo puse en la nevera. Al terminar de comer, me levanté, cogí dos copas y le dije a mi señora madre: “mamá, ¿apetéceche unha copichuela?”. “Pois sí, pero só un pouquiño”. Desde ese día un hilo de licor, tras comer, endulza nuestras entrañas y aumenta con su gota de placer la felicidad del día.

5 comentarios:

Fernando dijo...

¡Qué buena decisión, Suso!

Se empieza por el vino dulce, se sigue por el coñac (botella 6ª) y se acaba en el güisqui (botella 13ª), eso llenará de alegría e ingenio vuestras tardes y noches.

Enhorabuena, pues.

Jesús dijo...

No nos animes tanto, Fernando, que pareces olvidar los efectos colaterales, ya sabes, lo que está más allá de la línea roja...

Fernando dijo...

Nunca llegué hasta ahí, Suso.

Me quedé con la duda -como siempre- respecto al uso de las preposiciones. ¿"Se empieza por" o "con"? ¿"Se sigue por" o "con"? Lo de "Se acaba en" me pareció evidente.

Jesús dijo...

Las preposiciones son a veces un poco liantes. Yo en "se sigue" diría "se sigue con".

Fernando dijo...

Gracias, Suso.