La afirmación de Calixto en La Celestina: “¿Yo? Melibea soy, y a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo” no admite tacha y la aplaudimos por lo que es, una declaración de amor. Pero se me ocurre que, tal como está formulada, serviría como perfecta proclama idolátrica, cambiando lo que haya que cambiar: “¿Yo? Poder soy, y a Poder adoro, y en Poder creo, y a Poder amo”, por ejemplo.
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