La tristeza es también una tentación. Asoma un fleco, y uno, sin ganas de apartarlo de un manotazo, deja que se extienda hasta que te ves cubierto por su manto. Unas veces un día húmedo y nublado, otras un vacío del corazón, ponen la primera gota, la cual encuentra respuesta en un algún rincón de nuestro ser, que llama después a otros para que se sumen a la pompa fúnebre. La alegría espera entonces que la pongamos en pie de una manera decidida, sin tardanza.
7 comentarios:
La tristeza es buena, a veces: nos ayuda a ver una parte de nuestra realidad, ignorada los días felices.
Pero sería mejor que no existiese esa parte ignorada, la cual sólo conoceriamos a través de la tristeza.
Si se me permite la metáfora cursi, es preciso que haya fuerza de gravedad para no irnos a la Luna, aunque tal fuerza sea una lata.
¿Y esa fuerza sería la tristeza, por su peso? No sé...
No, la fuerza de la gravedad es la parte mala de la vida, que tendemos a olvidar cuando todo va bien.
Además de cursi, la metáfora era imprecisa.
Saludos.
La tristeza es buena, pero cuando se sale de control a veces tu corazón no la puede manejar.
Gracias por tu paso por aquí, Cyntia.
Publicar un comentario