“Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra (a la gente), acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado” (Marcos 4, 33-34). Ser siempre de la gente que necesita de las parábolas de Jesús para entenderle y ser siempre el discípulo al que se le otorga el don de una explicación privada. De Jesús, el maestro exterior, nos viene la palabra oída y sencilla; del Espíritu, el maestro interior, nos viene la revelación íntima y ahondada.
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