Durante el invierno está al quite de los primeros signos que anuncian la primavera y no tarda en notificárnoslos a primera hora de la mañana, cuando llega al trabajo, siempre o casi siempre con una trova clásica y romántica en su boca. Lo suyo, durante la estación invernal, es un “¡chis, chis, que viene, que viene!”, y al fin, claro, viene, como él no se había cansado de anunciarlo. Después, instalados ya en ella, ejerce la portavocía de sus esplendores: pájaros, flores, árboles...
No hay comentarios:
Publicar un comentario